Reina Valera Gomez - Salmos

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Salmos 1
 
  1   «El piadoso será prosperado, el impío perecerá» Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
  2   antes en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
  3   Y será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
  4   No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento.
  5   Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.
  6   Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá.

 
Salmos 2
 
  1   ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan vanidad?
  2   Se levantan los reyes de la tierra, y los príncipes consultan unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
  3   Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas.
  4   El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.
  5   Entonces hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
  6   Pero yo he puesto a mi Rey sobre Sión, mi santo monte.
  7   Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy.
  8   Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra.
  9   Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás.
  10   Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra.
  11   Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor.
  12   Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

 
Salmos 3
 
  1   «Salmo de David, cuando huía de adelante de Absalón su hijo» ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.
  2   Muchos dicen de mi vida: No hay para él salvación en Dios. ( Selah )
  3   Pero tú, oh Jehová, eres escudo alrededor de mí, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
  4   Con mi voz clamé a Jehová, y Él me respondió desde su monte santo. ( Selah )
  5   Yo me acosté y dormí, y desperté; porque Jehová me sostuvo.
  6   No temeré de diez millares de pueblos, que pusieren sitio contra mí.
  7   Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebrantaste.
  8   De Jehová es la salvación: Sobre tu pueblo es tu bendición. ( Selah )

 
Salmos 4
 
  1   «Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de David» Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
  2   Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia? ¿ Hasta cuándo amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? ( Selah )
  3   Sabed, pues, que Jehová hizo apartar al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a Él clamare.
  4   Temblad, y no pequéis: Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y callad. ( Selah )
  5   Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová.
  6   Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
  7   Tú diste alegría a mi corazón, más que la de ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.
  8   En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces estar confiado.

 
Salmos 5
 
  1   «Al Músico principal: sobre Nehilot: Salmo de David» Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi meditación.
  2   Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
  3   Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración delante de ti, y esperaré.
  4   Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.
  5   Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad.
  6   Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
  7   Y yo por la multitud de tu misericordia entraré en tu casa; y adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
  8   Guíame, Jehová, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.
  9   Porque en su boca no hay rectitud; sus entrañas son perversidad; sepulcro abierto es su garganta; con su lengua lisonjean.
  10   Destrúyelos, oh Dios; caigan por sus propios consejos; por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, porque se rebelaron contra ti.
  11   Pero alégrense todos los que en ti confían; para siempre den voces de júbilo, porque tú los defiendes: En ti se regocijen los que aman tu nombre.
  12   Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; lo rodearás de benevolencia como con un escudo.

 
Salmos 6
 
  1   «Al Músico principal: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David» Oh Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues con tu ira.
  2   Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque yo estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.
  3   Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
  4   Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
  5   Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará?
  6   Fatigado estoy de mi gemir; toda la noche hago nadar mi cama con mis lágrimas, riego mi lecho con mi llanto.
  7   Mis ojos están consumidos de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
  8   Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
  9   Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración.
  10   Sean avergonzados y muy aterrados todos mis enemigos; que se vuelvan y súbitamente sean avergonzados.

 
Salmos 7
 
  1   «Sigaión de David, que cantó a Jehová sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín. » Jehová Dios mío, en ti he confiado: Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;
  2   no sea que desgarren mi alma cual león, despedazándola, sin que haya quien libre.
  3   Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
  4   si di mal pago al que estaba en paz conmigo ( Hasta he libertado al que sin causa era mi enemigo ),
  5   persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; y pise en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. ( Selah )
  6   Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
  7   Y te rodeará congregación de pueblos; por amor a ellos vuelve a levantarte en alto.
  8   Jehová juzgará a los pueblos: Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.
  9   Termine ahora la maldad de los impíos, pero establece tú al justo; pues el Dios justo prueba la mente y el corazón.
  10   Mi defensa está en Dios, que salva a los rectos de corazón.
  11   Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado todos los días contra el impío.
  12   Si no se convierte, Él afilará su espada: Ha tensado ya su arco, lo ha preparado.
  13   Asimismo ha preparado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.
  14   He aquí, el impío ha gestado iniquidad; concibió maldad, y dio a luz engaño.
  15   Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá.
  16   Su maldad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.
  17   Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.

 
Salmos 8
 
  1   «Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo de David» Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu gloria sobre los cielos!
  2   De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer cesar al enemigo y al vengativo.
  3   Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste:
  4   Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?
  5   Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.
  6   Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies;
  7   ovejas y bueyes, todo ello; y también las bestias del campo,
  8   las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar.
  9   Oh Jehová, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

 
Salmos 9
 
  1   «Al Músico principal: sobre Mutlaben: Salmo de David» Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
  2   Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo;
  3   mis enemigos volvieron atrás; caerán y perecerán delante de ti.
  4   Porque has sostenido mi juicio y mi causa; te sentaste en el trono juzgando con justicia.
  5   Reprendiste naciones, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos eternamente y para siempre.
  6   Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.
  7   Mas Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
  8   Y Él juzgará al mundo con justicia; y juzgará a los pueblos con rectitud.
  9   Jehová será refugio al oprimido, refugio en los tiempos de angustia.
  10   En ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
  11   Cantad a Jehová, que habita en Sión; proclamad entre los pueblos sus obras.
  12   Cuando demandó la sangre, se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los pobres.
  13   Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
  14   Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.
  15   Se hundieron las naciones en la fosa que hicieron; en la red que escondieron fue atrapado su pie.
  16   Jehová es conocido por el juicio que hizo; en la obra de sus propias manos fue enlazado el malo. ( Higaion. Selah )
  17   Los malos serán trasladados al infierno, y todas las naciones que se olvidan de Dios.
  18   Porque no para siempre será olvidado el pobre; ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
  19   Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las gentes delante de ti.
  20   Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres. ( Selah )

 
Salmos 10
 
  1   ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?
  2   Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean atrapados en los artificios que han ideado.
  3   Porque el malo se jacta del deseo de su corazón, y bendice al codicioso al cual aborrece Jehová.
  4   El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
  5   Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista, y desprecia a todos sus enemigos.
  6   Dice en su corazón: No seré movido: Nunca me alcanzará el infortunio.
  7   Su boca está llena de maldición, de engaño y de fraude; debajo de su lengua hay vejación y maldad.
  8   Se sienta al acecho en las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.
  9   Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red.
  10   Se encoge, se agacha, y caen en sus garras muchos desdichados.
  11   Dice en su corazón: Dios ha olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
  12   Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, no te olvides de los pobres.
  13   ¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
  14   Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.
  15   Quiebra tú el brazo del impío y del maligno; persigue su maldad hasta que no halles ninguna.
  16   Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones.
  17   El deseo de los humildes oíste, oh Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
  18   Para juzgar al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.

 
Salmos 11
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave?
  2   Porque he aquí, los malos tensan el arco, preparan sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón.
  3   Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué podrá hacer el justo?
  4   Jehová está en su santo templo: El trono de Jehová está en el cielo: Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.
  5   Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma aborrece.
  6   Sobre los malos lloverá lazos; fuego, azufre y terrible tempestad; ésta será la porción del cáliz de ellos.
  7   Porque el justo Jehová ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro.

 
Salmos 12
 
  1   «Al Músico principal: sobre Seminit: Salmo de David» Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
  2   Mentira habla cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros y con doblez de corazón.
  3   Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla soberbias;
  4   los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor sobre nosotros?
  5   Por la opresión de los pobres, por el gemido de los necesitados, ahora me levantaré, dice Jehová; los pondré a salvo del que contra ellos se engríe.
  6   Las palabras de Jehová son palabras puras; como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.
  7   Tú, Jehová, las guardarás; las preservarás de esta generación para siempre.
  8   Asediando andan los malos, cuando son exaltados los más viles de los hijos de los hombres.

 
Salmos 13
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
  2   ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
  3   Mira, óyeme, Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;
  4   para que no diga mi enemigo: Lo he vencido: Mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare;
  5   mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salvación.
  6   Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien.

 
Salmos 14
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron, hicieron obras abominables; no hay quien haga el bien.
  2   Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.
  3   Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
  4   ¿No tendrán conocimiento todos los obradores de iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Jehová no invocan?
  5   Allí temblaron de espanto; porque Dios está con la generación de los justos.
  6   El consejo del pobre habéis escarnecido, pero Jehová es su refugio.
  7   ¡Oh que de Sión viniese la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

 
Salmos 15
 
  1   «Salmo de David» Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?
  2   El que anda en integridad y obra justicia, y habla verdad en su corazón.
  3   El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche contra su prójimo
  4   Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil; mas honra a los que temen a Jehová; el que aun jurando en daño suyo, no cambia;
  5   quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, jamás será removido.

 
Salmos 16
 
  1   «Mictam de David» Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
  2   Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; mi bien a ti no aprovecha;
  3   sino a los santos que están en la tierra, y a los íntegros, en quienes está toda mi complacencia.
  4   Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
  5   Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa. Tú sustentas mi suerte.
  6   Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado.
  7   Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseñan mis riñones.
  8   A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra no seré conmovido.
  9   Por tanto, mi corazón se alegra, y se goza mi gloria; también mi carne reposará segura.
  10   Porque no dejarás mi alma en el infierno; ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
  11   Me mostrarás la senda de la vida: Plenitud de gozo hay en tu presencia; delicias en tu diestra para siempre.

 
Salmos 17
 
  1   «Oración de David» Oye, oh Jehová, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
  2   De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.
  3   Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no ha de propasarse.
  4   En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos.
  5   Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
  6   Yo te he invocado, porque tú me oirás, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
  7   Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos.
  8   Guárdame como a la niña de tu ojo, escóndeme bajo la sombra de tus alas,
  9   de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos mortales que me rodean.
  10   Encerrados están con su grosura; con su boca hablan soberbiamente.
  11   Ahora han cercado nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
  12   Como el león que desea hacer presa, y como el leoncillo acechando en su escondite.
  13   Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;
  14   De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos, y dejan el resto a sus pequeños.
  15   En cuanto a mí, yo en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.

 
Salmos 18
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dijo a Jehová las palabras de este cántico el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo: » Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía.
  2   Jehová es mi Roca, mi castillo y mi Libertador; mi Dios, mi fortaleza, en Él confiaré; mi escudo, el cuerno de mi salvación, y mi alto refugio.
  3   Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
  4   Me rodearon los dolores de la muerte, y torrentes de hombres perversos me atemorizaron.
  5   Dolores del infierno me rodearon, me previnieron lazos de muerte.
  6   En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios: Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de Él, a sus oídos.
  7   La tierra se estremeció y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó Él.
  8   Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por Él encendidos.
  9   Inclinó los cielos, y descendió; y densa oscuridad había debajo de sus pies.
  10   Y cabalgó sobre un querubín, y voló: Voló sobre las alas del viento.
  11   Hizo de las tinieblas su escondedero, su pabellón en derredor de sí; oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
  12   Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; granizo y carbones encendidos.
  13   Y tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones encendidos.
  14   Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó relámpagos, y los destruyó.
  15   Entonces aparecieron los senderos de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de tu nariz.
  16   Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas.
  17   Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues ellos eran más fuertes que yo.
  18   Me asaltaron en el día de mi quebranto; pero Jehová fue mi apoyo.
  19   Él me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.
  20   Jehová me pagó conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
  21   Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios.
  22   Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no eché de mí sus estatutos.
  23   Y fui íntegro para con Él, y me guardé de mi maldad.
  24   Por tanto Jehová me pagó conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
  25   Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro.
  26   Limpio te mostrarás para con el limpio, y severo serás para con el perverso.
  27   Y tú salvarás al pueblo afligido, y humillarás los ojos altivos.
  28   Tú, pues, encenderás mi lámpara: Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
  29   Pues por ti he desbaratado ejércitos; y por mi Dios he saltado sobre muros.
  30   En cuanto a Dios, perfecto es su camino: La palabra de Jehová es acrisolada: Es escudo a todos los que en Él esperan.
  31   Porque ¿quién es Dios fuera de Jehová? ¿Y qué roca hay aparte de nuestro Dios?
  32   Dios es el que me ciñe de poder, y hace perfecto mi camino;
  33   quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas;
  34   Él adiestra mis manos para la batalla, y el arco de acero será quebrado por mis brazos.
  35   Me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido.
  36   Ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que mis pies no resbalasen.
  37   Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, y no volví hasta acabarlos.
  38   Los herí, de modo que no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.
  39   Pues me ceñiste de fuerza para la pelea; has sometido bajo mis pies a los que se levantaron contra mí.
  40   Y me has dado la cerviz de mis enemigos, para que yo destruya a los que me aborrecen.
  41   Clamaron, y no hubo quien los salvase; aun a Jehová, pero Él no les respondió.
  42   Y los molí como polvo delante del viento; los eché fuera como lodo de las calles.
  43   Me libraste de las contiendas del pueblo; me pusiste por cabeza de gentes; pueblo que yo no conocía, me servirá.
  44   Así que hubieren oído de mí, me obedecerán; los hijos de extraños se someterán a mí;
  45   Los extraños se debilitarán, saldrán temblando de sus escondrijos.
  46   Viva Jehová, y bendita sea mi Roca; y enaltecido sea el Dios de mi salvación:
  47   Es Dios quién por mí cobra venganza, y sujeta pueblos debajo de mí.
  48   El que me libra de mis enemigos: Tú me enalteciste sobre los que se levantan contra mí; me has librado del hombre violento.
  49   Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh Jehová, y cantaré salmos a tu nombre.
  50   Grandes triunfos da a su rey, y hace misericordia a su ungido, a David y a su simiente, para siempre.

 
Salmos 19
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
  2   Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.
  3   No hay habla, ni lenguaje, donde su voz no sea oída.
  4   Por toda la tierra salió su hilo, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol.
  5   Y éste, como un novio que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino.
  6   De un extremo de los cielos es su salida, y su giro hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.
  7   La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
  8   Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová, es puro, que alumbra los ojos.
  9   El temor de Jehová, es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
  10   Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y la que destila del panal.
  11   Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón.
  12   ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
  13   Detén asimismo a tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran transgresión.
  14   Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, Roca mía, y Redentor mío.

 
Salmos 20
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Jehová te oiga en el día de la angustia; El nombre del Dios de Jacob te defienda.
  2   Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sión te sostenga.
  3   Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. ( Selah )
  4   Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo.
  5   Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; conceda Jehová todas tus peticiones.
  6   Ahora entiendo que Jehová guarda a su ungido; lo oirá desde su santo cielo, con la fuerza salvadora de su diestra.
  7   Éstos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
  8   Ellos se doblegaron y cayeron; mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.
  9   Salva, Jehová; que el Rey nos oiga el día que lo invoquemos.

 
Salmos 21
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Se alegrará el rey en tu fortaleza, oh Jehová; y en tu salvación se gozará mucho.
  2   El deseo de su corazón le has concedido, y no le has negado la petición de sus labios. ( Selah )
  3   Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
  4   Vida te demandó, y le diste largura de días eternamente y para siempre.
  5   Grande es su gloria en tu salvación; honra y majestad has puesto sobre él.
  6   Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu rostro.
  7   Por cuanto el rey confía en Jehová, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
  8   Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
  9   Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira: Jehová los deshará en su furor, y fuego los consumirá.
  10   Su fruto destruirás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres.
  11   Porque intentaron el mal contra ti; fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán.
  12   Pues tú los pondrás en fuga, cuando aprestares en tus cuerdas las saetas contra sus rostros.
  13   Engrandécete, oh Jehová, con tu poder: Cantaremos y alabaremos tu poderío.

 
Salmos 22
 
  1   «Al Músico principal, sobre Ajelet-sahar. Salmo de David» Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿ Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
  2   Dios mío, clamo de día, y no me escuchas; y de noche, y no hay para mí sosiego.
  3   Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
  4   En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.
  5   Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
  6   Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
  7   Todos los que me ven, se burlan de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
  8   Confió en Jehová, líbrele Él; sálvele, puesto que en Él se complacía.
  9   Pero tú eres el que me sacó del vientre; Me hiciste estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
  10   Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
  11   No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
  12   Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.
  13   Abrieron sobre mí su boca, como león rapaz y rugiente.
  14   Estoy derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón es como cera, derretido en medio de mis entrañas.
  15   Se secó como un tiesto mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.
  16   Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.
  17   Contar puedo todos mis huesos; ellos me miran, y me observan.
  18   Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes.
  19   Mas tú, oh Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
  20   Libra de la espada mi alma; del poder del perro mi vida.
  21   Sálvame de la boca del león, porque tú me has escuchado de los cuernos de los unicornios.
  22   Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
  23   Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, simiente toda de Jacob; y temedle, vosotros, simiente toda de Israel.
  24   Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a Él, le oyó.
  25   De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen.
  26   Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán a Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.
  27   Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los términos de la tierra; y adorarán delante de ti todas las familias de las naciones.
  28   Porque de Jehová es el reino; y Él señorea sobre las naciones.
  29   Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de Él todos los que descienden al polvo, si bien ninguno puede conservar la vida de su propia alma.
  30   La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová por una generación.
  31   Vendrán, y anunciarán su justicia a un pueblo que ha de nacer, le dirán que Él hizo esto.

 
Salmos 23
 
  1   «Salmo de David. » Jehová es mi pastor; nada me faltará.
  2   En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
  3   Restaurará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
  4   Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
  5   Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
  6   Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa de Jehová moraré por largos días.

 
Salmos 24
 
  1   «Salmo de David» De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan.
  2   Porque Él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.
  3   ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
  4   El limpio de manos, y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a la vanidad, ni jurado con engaño.
  5   Él recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de su salvación.
  6   Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. ( Selah )
  7   Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.
  8   ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.
  9   Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.
  10   ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de gloria. ( Selah )

 
Salmos 25
 
  1   « Salmo de David» A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.
  2   Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos.
  3   Ciertamente ninguno de cuantos en ti esperan será confundido: Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
  4   Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas.
  5   Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día.
  6   Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son eternas.
  7   De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová.
  8   Bueno y recto es Jehová; por tanto, Él enseñará a los pecadores el camino.
  9   Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera.
  10   Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios.
  11   Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande.
  12   ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.
  13   Su alma reposará en bienestar, y su simiente heredará la tierra.
  14   El secreto de Jehová es para los que le temen; y a ellos hará conocer su pacto.
  15   Mis ojos están siempre hacia Jehová; porque Él sacará mis pies de la red.
  16   Mírame, y ten misericordia de mí; porque estoy solo y afligido.
  17   Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.
  18   Mira mi aflicción y mi trabajo; y perdona todos mis pecados.
  19   Mira mis enemigos, que se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen.
  20   Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié.
  21   Integridad y rectitud me guarden; porque en ti he esperado.
  22   Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.

 
Salmos 26
 
  1   « Salmo de David» Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; he confiado asimismo en Jehová, no vacilaré.
  2   Examíname, oh Jehová, y pruébame; purifica mi conciencia y mi corazón.
  3   Porque tu misericordia está delante de mis ojos, y camino en tu verdad.
  4   No me he sentado con hombres falsos, ni entraré con los hipócritas.
  5   He aborrecido la reunión de los malignos, y no me sentaré con los impíos.
  6   Lavaré en inocencia mis manos, y andaré alrededor de tu altar, oh Jehová:
  7   Para proclamar con voz de acción de gracias, y contar todas tus maravillas.
  8   Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar donde tu gloria habita.
  9   No juntes con los pecadores mi alma, ni mi vida con hombres sanguinarios:
  10   En cuyas manos está el mal, y su diestra está llena de sobornos.
  11   Mas yo andaré en mi integridad: Redímeme, y ten misericordia de mí.
  12   Mi pie ha estado en rectitud; en las congregaciones bendeciré a Jehová.

 
Salmos 27
 
  1   «Salmo de David» Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
  2   Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
  3   Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.
  4   Una cosa he demandado de Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
  5   Porque Él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su pabellón; me pondrá en alto sobre una roca.
  6   Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean; y yo ofreceré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y entonaré salmos a Jehová.
  7   Oye, oh Jehová, mi voz cuando a ti clamo; y ten misericordia de mí, respóndeme.
  8   Tú has dicho: Buscad mi rostro. Mi corazón dice de ti: Tu rostro buscaré, oh Jehová.
  9   No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo: Mi ayuda has sido; no me dejes, no me desampares, Dios de mi salvación.
  10   Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.
  11   Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud, a causa de mis enemigos.
  12   No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
  13   Hubiera yo desmayado, si no creyese que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.
  14   Espera en Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera en Jehová.

 
Salmos 28
 
  1   « Salmo de David» A ti clamaré, oh Jehová, Roca mía; no te desentiendas de mí; Para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden a la fosa.
  2   Oye la voz de mis ruegos cuando a ti clamo, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
  3   No me arrebates a una con los malos, y con los obradores de iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, pero la maldad está en su corazón.
  4   Dales conforme a su obra, y conforme a la maldad de sus hechos: Dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga.
  5   Porque no atienden a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, Él los derribará, y no los edificará.
  6   Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis súplicas.
  7   Jehová es mi fortaleza y mi escudo: En Él confió mi corazón, y fui ayudado; por lo que se gozó mi corazón, y con mi canción le alabaré.
  8   Jehová es la fortaleza de su pueblo, y la fuerza salvadora de su ungido.
  9   Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; pastoréalos y enaltécelos para siempre.

 
Salmos 29
 
  1   «Salmo de David» Dad a Jehová, oh hijos de poderosos, dad a Jehová la gloria y la fortaleza.
  2   Dad a Jehová la gloria debida a su nombre: Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
  3   La voz de Jehová sobre las aguas; truena el Dios de gloria; Jehová sobre las muchas aguas.
  4   La voz de Jehová es poderosa; la voz de Jehová es majestuosa.
  5   La voz de Jehová quiebra los cedros; quebró Jehová los cedros del Líbano.
  6   Los hace saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como cría de unicornio.
  7   La voz de Jehová derrama llamas de fuego.
  8   La voz de Jehová hace temblar el desierto; hace temblar Jehová el desierto de Cades.
  9   La voz de Jehová hace parir a las ciervas, y desnuda los bosques: En su templo todos los suyos proclaman su gloria.
  10   Jehová preside en el diluvio; Sí, se sienta Jehová como Rey para siempre.
  11   Jehová dará fortaleza a su pueblo: Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

 
Salmos 30
 
  1   «Salmo cantado en la dedicación de la casa de David» Te glorificaré, oh Jehová; porque me has levantado, y no hiciste a mis enemigos alegrarse de mí.
  2   Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.
  3   Oh Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro; me diste vida, para que no descendiese a la fosa.
  4   Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad.
  5   Porque un momento durará su furor; mas en su voluntad está la vida: Por la noche durará el lloro, pero a la mañana vendrá la alegría.
  6   Y dije yo en mi prosperidad: No seré movido jamás;
  7   porque tú, Jehová, por tu benevolencia has asentado mi monte con fortaleza. Escondiste tu rostro, fui conturbado.
  8   A ti, oh Jehová, clamaré; y al Señor suplicaré.
  9   ¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descienda al sepulcro? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
  10   Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí: Jehová, sé tú mi ayudador.
  11   Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
  12   Por tanto a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

 
Salmos 31
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás: Líbrame en tu justicia.
  2   Inclina a mí tu oído, líbrame presto; sé tú mi Roca fuerte, mi fortaleza para salvarme.
  3   Porque tú eres mi Roca y mi castillo; y por amor a tu nombre me guiarás, y me encaminarás.
  4   Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza.
  5   En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
  6   Aborrecí a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado.
  7   Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias:
  8   Y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en lugar espacioso.
  9   Ten misericordia de mí, oh Jehová, que estoy en angustia; de pesar se han consumido mis ojos, mi alma, y mis entrañas.
  10   Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se ha debilitado mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
  11   De todos mis enemigos he sido oprobio, más de mis vecinos, y horror a mis conocidos; los que me veían fuera, huían de mí.
  12   He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso quebrado.
  13   Porque he oído la calumnia de muchos; miedo por todas partes, cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban quitarme la vida.
  14   Mas yo en ti confié, oh Jehová; yo dije: Tú eres mi Dios.
  15   En tu mano están mis tiempos: Líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
  16   Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: Sálvame por tu misericordia.
  17   No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; sean avergonzados los impíos, estén mudos en el sepulcro.
  18   Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras, con soberbia y menosprecio.
  19   ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado para los que en ti confían, delante de los hijos de los hombres!
  20   Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
  21   Bendito Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.
  22   Y decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; mas tú oíste la voz de mis súplicas, cuando a ti clamé.
  23   Amad a Jehová todos vosotros sus santos: A los fieles guarda Jehová, y paga abundantemente al que obra con soberbia.
  24   Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y Él fortalecerá vuestro corazón.

 
Salmos 32
 
  1   « Salmo de David: Masquil» Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
  2   Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
  3   Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
  4   Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; mi verdor se volvió en sequedades de estío. ( Selah )
  5   Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. ( Selah )
  6   Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte: Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
  7   Tú eres mi refugio; me guardarás de angustia: Con cánticos de liberación me rodearás. ( Selah )
  8   Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos.
  9   No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Cuya boca ha de ser sujetada con cabestro y con freno, para que no lleguen a ti.
  10   Muchos dolores habrá para el impío; mas al que confía en Jehová, le rodeará misericordia.
  11   Alegraos en Jehová, y gozaos, justos; dad voces de júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

 
Salmos 33
 
  1   Alegraos, oh justos, en Jehová: A los rectos es hermosa la alabanza.
  2   Alabad a Jehová con arpa, cantadle con salterio y decacordio.
  3   Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien tañendo con júbilo.
  4   Porque recta es la palabra de Jehová, y todas sus obras con verdad son hechas.
  5   Él ama justicia y juicio: De la misericordia de Jehová está llena la tierra.
  6   Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
  7   Él junta como en un montón las aguas del mar: Él pone en depósitos los abismos.
  8   Tema a Jehová toda la tierra: Témanle todos los habitantes del mundo.
  9   Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y se estableció.
  10   Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos.
  11   El consejo de Jehová permanece para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
  12   Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová; el pueblo a quien Él escogió como heredad para sí.
  13   Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres:
  14   Desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra.
  15   Él formó el corazón de todos ellos; Él considera todas sus obras.
  16   El rey no es salvo con la multitud del ejército: No escapa el valiente por la mucha fuerza.
  17   Vanidad es el caballo para salvarse; no librará por la grandeza de su fuerza.
  18   He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia;
  19   Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempos de hambre.
  20   Nuestra alma espera en Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es Él.
  21   Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado.
  22   Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti.

 
Salmos 34
 
  1   « Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue» Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca.
  2   En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
  3   Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
  4   Busqué a Jehová, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores.
  5   Los que a Él miraron fueron alumbrados; y sus rostros no fueron avergonzados.
  6   Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.
  7   El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende.
  8   Gustad, y ved que es bueno Jehová: Dichoso el hombre que en Él confía.
  9   Temed a Jehová, vosotros sus santos; porque nada falta a los que le temen.
  10   Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.
  11   Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré.
  12   ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
  13   Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
  14   Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
  15   Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.
  16   La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos.
  17   Claman los justos, y Jehová los oye, y los libra de todas sus angustias.
  18   Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salvará a los contritos de espíritu.
  19   Muchas son las aflicciones del justo; pero de todas ellas lo librará Jehová.
  20   Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.
  21   Matará al malo la maldad; y los que aborrecen al justo serán asolados.
  22   Jehová redime el alma de sus siervos; y no serán desolados cuantos en Él confían.

 
Salmos 35
 
  1   « Salmo de David» Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; pelea con los que combaten contra mí.
  2   Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
  3   Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación.
  4   Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal intentan.
  5   Sean como el tamo delante del viento; y el ángel de Jehová los acose.
  6   Sea su camino oscuro y resbaladizo; y el ángel de Jehová los persiga.
  7   Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa hicieron hoyo para mi alma.
  8   Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta, y que la red que él escondió lo prenda; que caiga en esa misma destrucción.
  9   Y mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación.
  10   Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
  11   Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;
  12   me devolvieron mal por bien, para abatir a mi alma.
  13   Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía en mi seno.
  14   Anduve como si fuesen mis amigos, mis hermanos; como el que trae luto por su madre, enlutado me humillaba.
  15   Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntó contra mí gente despreciable, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;
  16   como lisonjeros escarnecedores y truhanes, crujiendo sobre mí sus dientes.
  17   Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi ser de los leones.
  18   Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.
  19   No se alegren de mí los que injustamente son mis enemigos; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
  20   Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
  21   Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
  22   Tú lo has visto, oh Jehová; no calles: Señor, no te alejes de mí.
  23   Muévete y levántate para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.
  24   Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío; y no se alegren de mí.
  25   No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Lo hemos devorado!
  26   Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y confusión los que se engrandecen contra mí.
  27   Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea exaltado Jehová, que se complace en la prosperidad de su siervo.
  28   Y mi lengua hablará de tu justicia, y de tu loor todo el día.

 
Salmos 36
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David, siervo del Señor» La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
  2   Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, hasta que su iniquidad sea hallada aborrecible.
  3   Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; dejó de ser sensato, y de hacer el bien.
  4   Iniquidad piensa sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no aborrece.
  5   Jehová, hasta los cielos es tu misericordia; tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
  6   Tu justicia es como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
  7   ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
  8   Serán plenamente saciados de la grosura de tu casa; y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
  9   Porque contigo está el manantial de la vida: En tu luz veremos la luz.
  10   Extiende tu bondad a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
  11   No venga contra mí pie de soberbia; y mano de impíos no me mueva.
  12   Allí cayeron los obradores de iniquidad; fueron derribados, y no podrán levantarse.

 
Salmos 37
 
  1   «Salmo de David» No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
  2   Porque como el pasto serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán.
  3   Espera en Jehová, y haz el bien; y vivirás en la tierra, y en verdad serás alimentado.
  4   Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.
  5   Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará.
  6   Y exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.
  7   Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por causa del hombre que hace maldades.
  8   Deja la ira, y depón el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.
  9   Porque los malignos serán talados, mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
  10   Pues de aquí a poco no existirá el malo; y contemplarás sobre su lugar, y ya no estará.
  11   Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz.
  12   Maquina el impío contra el justo, y cruje sobre él sus dientes.
  13   El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día.
  14   Los impíos han desenvainado la espada y entesado su arco, para derribar al pobre y al menesteroso, para matar a los de recto proceder.
  15   La espada de ellos entrará en su mismo corazón, y su arco será quebrado.
  16   Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores.
  17   Porque los brazos de los impíos serán quebrados; Pero Jehová sostiene a los justos.
  18   Conoce Jehová los días de los perfectos; y la heredad de ellos será para siempre.
  19   No serán avergonzados en el mal tiempo; y en los días de hambre serán saciados.
  20   Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como humo.
  21   El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia, y da.
  22   Porque los bendecidos de Él heredarán la tierra; y los maldecidos por Él serán talados.
  23   Por Jehová son ordenados los pasos del hombre bueno, y Él aprueba su camino.
  24   Cuando cayere, no quedará postrado; porque Jehová sostiene su mano.
  25   Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni a su simiente mendigando pan.
  26   En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su simiente es para bendición.
  27   Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre.
  28   Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos; para siempre serán guardados; mas la simiente de los impíos será cortada.
  29   Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.
  30   La boca del justo hablará sabiduría; y su lengua pronunciará juicio.
  31   La ley de su Dios está en su corazón; No vacilarán sus pasos.
  32   Acecha el impío al justo, y procura matarlo.
  33   Jehová no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando sea juzgado.
  34   Espera en Jehová, y guarda su camino, y Él te exaltará para heredar la tierra: Cuando sean talados los pecadores, lo verás.
  35   Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como un laurel verde;
  36   pero pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado.
  37   Considera al íntegro, y mira al justo; porque la postrimería de ellos es paz.
  38   Mas los transgresores serán todos a una destruidos; la postrimería de los impíos será talada.
  39   Pero la salvación de los justos viene de Jehová; Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
  40   Jehová los ayudará, y los librará; los librará de los impíos, y los salvará, por cuanto en Él confiaron.

 
Salmos 38
 
  1   «Salmo de David, para recordar» Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
  2   Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
  3   No hay nada sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
  4   Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.
  5   Hieden y se corrompen mis llagas, a causa de mi locura.
  6   Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.
  7   Porque mis lomos están llenos de irritación, y nada hay sano en mi carne.
  8   Estoy debilitado y molido en gran manera; he gemido a causa de la conmoción de mi corazón.
  9   Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.
  10   Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos se ha ido de mí.
  11   Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos.
  12   Los que buscaban mi alma tendieron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban iniquidades, y meditaban fraudes todo el día.
  13   Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca.
  14   Fui, pues, como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones.
  15   Porque en ti, oh Jehová, esperé yo: Tú responderás, Jehová Dios mío.
  16   Porque dije: Que no se alegren de mí: Cuando mi pie resbalaba, sobre mí se engrandecían.
  17   Pero yo estoy a punto de claudicar, y mi dolor está delante de mí continuamente.
  18   Por tanto confesaré mi maldad; Me contristaré por mi pecado.
  19   Porque mis enemigos están vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa:
  20   Y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
  21   No me desampares, oh Jehová: Dios mío, no te alejes de mí.
  22   Apresúrate a socorrerme, oh Señor, mi salvación.

 
Salmos 39
 
  1   «Al Músico principal, a Jedutún: Salmo de David» Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua: Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.
  2   Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor.
  3   Se enardeció mi corazón dentro de mí; se encendió fuego en mi meditación, y así proferí con mi lengua:
  4   Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
  5   He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. ( Selah )
  6   Ciertamente en tinieblas anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riqueza, y no sabe quién la recogerá.
  7   Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.
  8   Líbrame de todas mis transgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.
  9   Enmudecí, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste.
  10   Quita de sobre mí tu plaga; bajo los golpes de tu mano estoy consumido.
  11   Con castigos sobre el pecado corriges al hombre, y haces consumirse como de polilla su grandeza: Ciertamente vanidad es todo hombre. ( Selah )
  12   Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.
  13   Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya y perezca.

 
Salmos 40
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Pacientemente esperé en Jehová, y Él se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
  2   Y me sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
  3   Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.
  4   Bienaventurado el hombre que pone en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían a la mentira.
  5   Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar; si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados.
  6   Sacrificio y ofrenda no te agradan; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado.
  7   Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí:
  8   El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón.
  9   He predicado justicia en grande congregación; he aquí no he refrenado mis labios, Jehová, tú lo sabes.
  10   No he encubierto tu justicia dentro de mi corazón: Tu fidelidad y tu salvación he proclamado: No he ocultado tu misericordia y tu verdad a la gran congregación.
  11   Tú, oh Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
  12   Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista; son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
  13   Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.
  14   Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla; vuelvan atrás y sean avergonzados los que mi mal desean.
  15   Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ajá, ajá!
  16   Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea engrandecido.
  17   Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi Libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

 
Salmos 41
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová.
  2   Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a voluntad de sus enemigos.
  3   Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; ablandarás toda su cama en su enfermedad.
  4   Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
  5   Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
  6   Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón acumula iniquidad para sí; y al salir fuera, la divulgan.
  7   Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí piensan mal, diciendo de mí:
  8   Cosa pestilencial se ha apoderado de él; y el que cayó en cama, no volverá a levantarse.
  9   Aun mi íntimo amigo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, levantó contra mí su calcañar.
  10   Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
  11   En esto conozco que te he agradado; en que mi enemigo no triunfa sobre mí.
  12   En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar delante de ti para siempre.
  13   Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, desde la eternidad, y hasta la eternidad. Amén, y amén.

 
Salmos 42
 
  1   «Al Músico principal: Masquil para los hijos de Coré» Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
  2   Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
  3   Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
  4   Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí: Porque yo fui con la multitud, fui con ellos a la casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.
  5   ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle por la ayuda de su presencia.
  6   Dios mío, mi alma está abatida dentro de mí; me acordaré por tanto de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
  7   Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
  8   De día mandará Jehová su misericordia, y de noche su canción será conmigo, y mi oración al Dios de mi vida.
  9   Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo,
  10   como con una espada en mis huesos? Mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
  11   ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.

 
Salmos 43
 
  1   Júzgame, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de nación impía, del hombre de engaño e iniquidad.
  2   Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
  3   Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán, me conducirán a tu monte santo, y a tus tabernáculos.
  4   Y entraré al altar de Dios, a Dios mi alegría, mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
  5   ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.

 
Salmos 44
 
  1   «Al Músico principal; para los hijos de Coré: Masquil» Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
  2   Tú con tu mano echaste a las naciones, y los plantaste a ellos; afligiste a los pueblos, y los arrojaste.
  3   Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
  4   Tú, oh Dios, eres mi Rey; manda salvación a Jacob.
  5   Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios.
  6   Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará.
  7   Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
  8   En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre. ( Selah )
  9   Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales con nuestros ejércitos.
  10   Nos has hecho retroceder ante el enemigo, y los que nos aborrecían nos han saqueado para sí.
  11   Nos pusiste como a ovejas para comida, y nos esparciste entre las naciones.
  12   Has vendido a tu pueblo de balde, y no acrecentaste tu riqueza con su precio.
  13   Nos pusiste por vergüenza a nuestros vecinos, por escarnio y por burla a los que nos rodean.
  14   Nos pusiste por proverbio entre las naciones, por movimiento de cabeza en los pueblos.
  15   Cada día mi vergüenza está delante de mí, y me cubre la confusión de mi rostro,
  16   por la voz del que me injuria y vitupera, por razón del enemigo y del vengativo.
  17   Todo esto nos ha sobrevenido, pero no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu pacto.
  18   No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni nuestros pasos se han apartado de tu camino;
  19   aunque nos quebrantaste en el lugar de los dragones y nos cubriste con sombra de muerte.
  20   Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, o extendido nuestras manos a dios ajeno,
  21   ¿No demandaría Dios esto? Porque Él conoce los secretos del corazón.
  22   Pero por causa de ti nos matan cada día; somos contados como ovejas para el matadero.
  23   Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
  24   ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión?
  25   Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
  26   Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.

 
Salmos 45
 
  1   «Al Músico principal: sobre Sosanim: para los hijos de Coré: Masquil: Canción de amores» Rebosa mi corazón palabra buena: Refiero yo al Rey mis obras: Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
  2   Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
  3   Cíñete tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad.
  4   Y en tu gloria sé prosperado: Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia; y tu diestra te enseñará cosas terribles.
  5   Tus saetas agudas con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.
  6   Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de equidad es el cetro de tu reino.
  7   Amaste la justicia y aborreciste la maldad; por tanto Dios, el Dios tuyo, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros.
  8   Mirra, áloe y casia exhalan todas tus vestiduras; desde palacios de marfil te han alegrado.
  9   Hijas de reyes hay entre tus mujeres ilustres: La reina está a tu diestra, con oro de Ofir.
  10   Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
  11   y deseará el Rey tu hermosura: Adórale, porque Él es tu Señor.
  12   Y la hija de Tiro vendrá con presentes; los ricos del pueblo implorarán tu favor.
  13   Toda gloriosa en su interior es la hija del Rey; de brocado de oro es su vestido.
  14   Con vestidos bordados será llevada al Rey; vírgenes en pos de ella: Sus compañeras serán traídas a ti.
  15   Serán traídas con alegría y gozo; entrarán en el palacio del Rey.
  16   En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.
  17   Haré que tu nombre sea recordado en todas las generaciones; por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

 
Salmos 46
 
  1   «Al Músico principal; para los hijos de Coré: Salmo sobre Alamot» Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
  2   Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón del mar;
  3   aunque bramen y se turben sus aguas; aunque tiemblen los montes a causa de su braveza. ( Selah )
  4   Hay un río cuyas corrientes alegrarán la ciudad de Dios, el lugar santo de los tabernáculos del Altísimo.
  5   Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana.
  6   Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio Él su voz, se derritió la tierra.
  7   Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. ( Selah )
  8   Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra.
  9   Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
  10   Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; enaltecido seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.
  11   Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. ( Selah )

 
Salmos 47
 
  1   «Al Músico principal: De los hijos de Coré: Salmo» Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
  2   Porque Jehová el Altísimo es terrible; Rey grande sobre toda la tierra.
  3   Él sujetará a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies.
  4   Él nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. ( Selah )
  5   Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta.
  6   Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad.
  7   Porque Dios es el Rey de toda la tierra: Cantad con inteligencia.
  8   Dios reina sobre las naciones; Sentado está Dios sobre su santo trono.
  9   Los príncipes de los pueblos se han reunido, aun el pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; Él es muy enaltecido.

 
Salmos 48
 
  1   «Canción: Salmo de los hijos de Coré» Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
  2   Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.
  3   Dios en sus palacios es conocido por refugio.
  4   Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; pasaron todos.
  5   Y viéndola ellos así, se maravillaron, se turbaron, se dieron prisa a huir.
  6   Les tomó allí temblor; dolor, como a mujer que da a luz.
  7   Con viento solano quiebras tú las naves de Tarsis.
  8   Como lo oímos, así hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre. ( Selah )
  9   Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo.
  10   Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra.
  11   Se alegrará el monte de Sión; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.
  12   Andad alrededor de Sión, y rodeadla; contad sus torres.
  13   Observad atentamente su antemuro; mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.
  14   Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre: Él nos guiará, aun hasta la muerte.

 
Salmos 49
 
  1   «Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré» Oíd esto, pueblos todos; escuchad, todos los habitantes del mundo:
  2   Así los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntamente.
  3   Mi boca hablará sabiduría; y la meditación de mi corazón será inteligencia.
  4   Inclinaré mi oído al proverbio; declararé con el arpa mi enigma.
  5   ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis acechadores me rodee?
  6   Los que confían en sus posesiones, y se jactan en la muchedumbre de sus riquezas,
  7   ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate
  8   ( Porque la redención de su alma es de gran precio, y no se hará jamás ).
  9   Para que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción.
  10   Pues él ve que mueren los sabios; igualmente perecen el insensato y el necio, y dejan a otros sus riquezas.
  11   En su interior piensan que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación; dan sus nombres a sus tierras.
  12   Mas el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que perecen.
  13   Este su camino es locura; con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. ( Selah )
  14   Como rebaños serán puestos en la sepultura; la muerte se cebará en ellos; y los rectos señorearán sobre ellos por la mañana; y su buen parecer se consumirá en el sepulcro de su morada.
  15   Pero Dios redimirá mi alma del poder de la sepultura, porque Él me recibirá. ( Selah )
  16   No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa;
  17   porque cuando muera no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.
  18   Aunque mientras viva, bendiga a su alma: y tú serás loado cuando te hicieres bien.
  19   Entrará a la generación de sus padres; nunca mirarán la luz.
  20   El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen.

 
Salmos 50
 
  1   «Salmo de Asaf» El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
  2   De Sión, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.
  3   Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de Él, y en derredor suyo habrá tempestad grande.
  4   Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
  5   Juntadme mis santos; los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
  6   Y los cielos declararán su justicia; Porque Dios es el Juez. ( Selah )
  7   Oye, pueblo mío, y hablaré: Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.
  8   No te reprenderé sobre tus sacrificios, ni por tus holocaustos, que delante de mí están siempre.
  9   No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
  10   Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados.
  11   Conozco todas las aves de los montes, y mías son las fieras del campo.
  12   Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.
  13   ¿He de comer yo carne de toros, o he de beber sangre de machos cabríos?
  14   Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo.
  15   E invócame en el día de la angustia: Te libraré, y tú me honrarás.
  16   Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que narrar mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca?
  17   Pues tú aborreces la instrucción, y echas a tu espalda mis palabras.
  18   Si veías al ladrón, tú corrías con él; y con los adúlteros era tu parte.
  19   Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.
  20   Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.
  21   Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero yo te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
  22   Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; no sea que os despedace, sin que haya quien libre.
  23   El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.

 
Salmos 51
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David, cuando después que entró a Betsabé, vino a él Natán el profeta» Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
  2   Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
  3   Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
  4   Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
  5   He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
  6   He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo; y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
  7   Purifícame con hisopo, y seré limpio: Lávame, y seré más blanco que la nieve.
  8   Hazme oír gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido.
  9   Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
  10   Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
  11   No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu Santo Espíritu.
  12   Vuélveme el gozo de tu salvación; y el espíritu libre me sustente.
  13   Entonces enseñaré a los prevaricadores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti.
  14   Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; cantará mi lengua tu justicia.
  15   Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.
  16   Porque no quieres tú sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto.
  17   Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
  18   Haz bien con tu benevolencia a Sión: Edifica los muros de Jerusalén.
  19   Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada: Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

 
Salmos 52
 
  1   «Al Músico principal: Masquil de David, cuando vino Doeg idumeo y dio cuenta a Saúl, diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec» ¿Por qué te glorías de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.
  2   Agravios maquina tu lengua; como navaja afilada hace engaño.
  3   Amaste el mal más que el bien; la mentira más que hablar justicia. ( Selah )
  4   Has amado toda palabra perniciosa, oh lengua engañosa.
  5   Por tanto Dios te derribará para siempre; te asolará y te arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. ( Selah )
  6   Y verán los justos, y temerán; y se reirán de él, diciendo:
  7   He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas; y se mantuvo en su maldad.
  8   Mas yo estoy como olivo verde en la casa de Dios: En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
  9   Te alabaré para siempre por lo que has hecho; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.

 
Salmos 53
 
  1   «Al Músico principal: sobre Mahalat: Masquil de David» Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron e hicieron abominable maldad; no hay quien haga el bien.
  2   Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios.
  3   Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
  4   ¿No tienen conocimiento todos esos que hacen iniquidad? Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan; a Dios no han invocado.
  5   Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo: Porque Dios ha esparcido los huesos del que acampó contra ti: Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
  6   ¡Oh, quién diese que la salvación de Israel viniese de Sión! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

 
Salmos 54
 
  1   «Al Músico principal: en Neginot: Masquil de David, cuando vinieron los zifeos y dijeron a Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierra? » Oh Dios, sálvame por tu nombre, y con tu poder defiéndeme.
  2   Oh Dios, oye mi oración; escucha las razones de mi boca.
  3   Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida; no han puesto a Dios delante de sí. ( Selah )
  4   He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es con los que sostienen mi vida.
  5   Él volverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad.
  6   Voluntariamente sacrificaré a ti; alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.
  7   Porque me ha librado de toda angustia, y en mis enemigos vieron mis ojos mi deseo.

 
Salmos 55
 
  1   «Al Músico principal: en Neginot: Masquil de David» Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.
  2   Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración, y levanto el grito,
  3   a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; porque iniquidad echaron sobre mí, y con furor me aborrecen.
  4   Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído.
  5   Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto.
  6   Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.
  7   Ciertamente huiría lejos: Moraría en el desierto. ( Selah )
  8   Me apresuraría a escapar del viento tempestuoso, de la tempestad.
  9   Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
  10   Día y noche la rodean sobre sus muros; e iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
  11   Agravios hay en medio de ella, y el fraude y engaño no se apartan de sus plazas.
  12   Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él:
  13   Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar;
  14   que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y a la casa de Dios andábamos en compañía.
  15   Que la muerte los sorprenda; desciendan vivos al infierno; porque maldad hay en sus moradas, en medio de ellos.
  16   En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.
  17   Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré; y Él oirá mi voz.
  18   Él ha rescatado en paz mi alma de la guerra contra mí; aunque había muchos contra mí.
  19   Dios oirá, y los quebrantará luego, Él, que desde la antigüedad permanece ( Selah ); Por cuanto no cambian, ni temen a Dios.
  20   Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él; violó su pacto.
  21   Las palabras de su boca fueron más blandas que mantequilla, pero guerra había en su corazón: Suavizó sus palabras más que el aceite, mas ellas fueron espadas desenvainadas.
  22   Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.
  23   Mas tú, oh Dios, los harás descender al pozo de la destrucción: Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días: Pero yo confiaré en ti.

 
Salmos 56
 
  1   «Al Músico principal: sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat» Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre: Me oprime combatiéndome cada día.
  2   Me devorarían cada día mis enemigos; porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo.
  3   En el día que temo, yo en ti confío.
  4   En Dios alabaré su palabra: En Dios he confiado, no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
  5   Todos los días pervierten mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos para mal.
  6   Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos, acechan mi vida.
  7   ¿Escaparán ellos con su iniquidad? Oh Dios, derriba en tu furor los pueblos.
  8   Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma: ¿No están ellas en tu libro?
  9   Serán luego vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare; en esto conozco que Dios es por mí.
  10   En Dios alabaré su palabra; en Jehová alabaré su palabra.
  11   En Dios he confiado: No temeré lo que me pueda hacer el hombre.
  12   Sobre mí, oh Dios, están tus votos; te tributaré alabanzas.
  13   Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.

 
Salmos 57
 
  1   «Al Músico principal: sobre No destruyas: Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva» Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantos.
  2   Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece.
  3   Él enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que quiere devorarme. ( Selah ) Dios enviará su misericordia y su verdad.
  4   Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres encendidos; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda.
  5   Sobre los cielos sé exaltado, oh Dios; sobre toda la tierra tu gloria.
  6   Red han armado a mis pasos; mi alma se ha abatido: Hoyo han cavado delante de mí; en medio de él han caído. ( Selah )
  7   Mi corazón está firme, oh Dios, mi corazón está firme; cantaré y trovaré salmos.
  8   Despierta, oh gloria mía; despierta, salterio y arpa; me levantaré de mañana.
  9   Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de ti entre las naciones.
  10   Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad.
  11   Sé exaltado sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria.

 
Salmos 58
 
  1   «Al Músico principal: sobre No destruyas: Mictam de David» Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
  2   Antes con el corazón obráis iniquidades: Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
  3   Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron desde el momento en que nacieron, hablando mentira.
  4   Veneno tienen semejante al veneno de serpiente; son como áspid sordo que cierra su oído;
  5   que no oye la voz de los encantadores, por más hábil que el encantador sea.
  6   Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
  7   Escúrranse como aguas que se van de suyo; al entesar sus saetas, luego sean hechas pedazos.
  8   Pasen ellos como el caracol que se deslíe; como el abortivo de mujer, no vean el sol.
  9   Antes que vuestras ollas sientan las espinas, así vivos, así airados, los arrebatará Él con tempestad.
  10   Se alegrará el justo cuando viere la venganza; sus pies lavará en la sangre del impío.
  11   Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay recompensa para el justo; ciertamente el es un Dios que juzga en la tierra.

 
Salmos 59
 
  1   «Al Músico principal: sobre No destruyas: Mictam de David, cuando envió Saúl, y guardaron la casa para matarlo» Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que contra mí se levantan.
  2   Líbrame de los obradores de iniquidad, y sálvame de hombres sanguinarios.
  3   Porque he aquí están acechando mi vida; se han juntado contra mí poderosos, no por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová.
  4   Sin delito mío, corren y se aperciben; despierta para ayudarme, y mira.
  5   Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, despierta para castigar a todas las naciones; no tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. ( Selah )
  6   Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rodearán la ciudad.
  7   He aquí proferirán con su boca; espadas hay en sus labios, porque dicen: ¿Quién oye?
  8   Mas tú, oh Jehová, te reirás de ellos, te burlarás de todas las gentes.
  9   A causa de su fuerza, esperaré yo en ti; porque Dios es mi defensa.
  10   El Dios de mi misericordia irá delante de mí: Dios perimitirá que yo vea en mis enemigos mi deseo.
  11   No los mates, para que mi pueblo no se olvide; Dispérsalos con tu poder, y abátelos, oh Jehová, escudo nuestro,
  12   por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios; sean presos por su soberbia, y por la maldición y mentira que profieren.
  13   Acábalos con furor, acábalos, y dejen de ser; y sepan que Dios domina en Jacob hasta los fines de la tierra. ( Selah )
  14   Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros, y rodeen la ciudad.
  15   Anden ellos errantes para hallar qué comer; y si no se saciaren, murmuren.
  16   Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia: Porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia.
  17   Fortaleza mía, a ti cantaré; porque eres, oh Dios de mi refugio, el Dios de mi misericordia.

 
Salmos 60
 
  1   «Al Músico principal; sobre Susan-edut: Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, e hirió de Edom en el valle de la Sal a doce mil» Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
  2   Hiciste temblar la tierra, la abriste; sana sus roturas, porque titubea.
  3   Has hecho ver a tu pueblo duras cosas; nos hiciste beber el vino de aturdimiento.
  4   Has dado bandera a los que te temen, que desplieguen por causa de la verdad. ( Selah )
  5   Para que se libren tus amados, salva con tu diestra, y óyeme.
  6   Dios ha hablado en su santuario: Yo me alegraré; repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
  7   Mío es Galaad, y mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá, mi legislador;
  8   Moab, es la vasija en que me lavo; sobre Edom echaré mi zapato: Haz júbilo a causa de mí, oh Filistea.
  9   ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom?
  10   Ciertamente, tú, oh Dios, que nos habías desechado; y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos.
  11   Danos socorro contra el enemigo, que vana es la ayuda del hombre.
  12   En Dios haremos proezas; y Él hollará a nuestros enemigos.

 
Salmos 61
 
  1   «Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de David» Oye, oh Dios, mi clamor; atiende mi oración.
  2   Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare: Llévame a la peña más alta que yo.
  3   Porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo.
  4   Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo el abrigo de tus alas. ( Selah )
  5   Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, has dado heredad a los que temen tu nombre.
  6   Días sobre días añadirás al rey; sus años serán como generación y generación.
  7   Estará para siempre delante de Dios: Misericordia y verdad prepara para que lo guarden.
  8   Así cantaré salmos a tu nombre para siempre, pagando mis votos cada día.

 
Salmos 62
 
  1   «Al Músico principal: A Jedutún: Salmo de David» En Dios solamente está acallada mi alma; de Él viene mi salvación.
  2   Sólo Él es mi Roca, y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho.
  3   ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre? Pereceréis todos vosotros, caeréis como pared desplomada, como cerca derribada.
  4   Solamente consultan de cómo arrojarle de su grandeza; aman la mentira, con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. ( Selah )
  5   Alma mía, espera solamente en Dios; porque en Él está mi esperanza.
  6   Sólo Él es mi Roca y mi salvación. Él es mi refugio, no seré movido.
  7   En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está la roca de mi fortaleza, y mi refugio.
  8   Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón: Dios es nuestro refugio. ( Selah )
  9   Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hombres de renombre; pesándolos a todos juntos en la balanza, pesarán menos que la vanidad.
  10   No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentaren las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
  11   Una vez habló Dios; dos veces he oído esto; que de Dios es el poder.
  12   Y de ti, oh Señor, es la misericordia; porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.

 
Salmos 63
 
  1   «Salmo de David, estando en el desierto de Judá» Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde agua no hay;
  2   para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario.
  3   Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
  4   Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos.
  5   Como de meollo y de grosura será saciada mi alma; y con labios de júbilo te alabará mi boca,
  6   cuando me acuerdo de ti en mi lecho, y medito en ti en las vigilias de la noche.
  7   Porque has sido mi socorro; y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
  8   Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido.
  9   Mas los que para destrucción buscan mi alma, caerán en los sitios más bajos de la tierra.
  10   Caerán a filo de espada; serán la porción de las zorras.
  11   Pero el rey se alegrará en Dios; será alabado cualquiera que por Él jura; porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.

 
Salmos 64
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo.
  2   Escóndeme del consejo secreto de los malignos; de la conspiración de los obradores de iniquidad;
  3   que afilan su lengua como espada, y estiran su arco para lanzar saetas, aun palabras amargas;
  4   para asaetear a escondidas al íntegro; de repente tiran contra él, y no temen.
  5   Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos, y dicen: ¿Quién los ha de ver?
  6   Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo.
  7   Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán heridos.
  8   Y harán caer sobre sí sus mismas lenguas; se espantarán todos los que los vieren.
  9   Y temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y entenderán su hecho.
  10   Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en Él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.

 
Salmos 65
 
  1   «Al Músico principal: Salmo: Cántico de David» A ti es plácida la alabanza en Sión, oh Dios; y a ti se pagarán los votos.
  2   Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne.
  3   Iniquidades prevalecen contra mí; mas tú perdonarás nuestras transgresiones.
  4   Bienaventurado el que tú escogieres, e hicieres acercarse a ti, para que habite en tus atrios. Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo.
  5   Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar.
  6   Tú, el que afirma los montes con su poder, ceñido de valentía:
  7   El que calma el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alboroto de las naciones.
  8   Por tanto, los moradores de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces que se alegren las salidas de la mañana y de la tarde.
  9   Visitas la tierra, y la riegas: En gran manera la enriqueces con el río de Dios, que está lleno de aguas; preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.
  10   Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus canales; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos.
  11   Tú coronas el año con tu bondad; y tus nubes destilan grosura.
  12   Destilan sobre los pastizales del desierto; y los collados se ciñen de alegría.
  13   Los prados se visten de rebaños, y los valles se cubren de grano; dan voces de júbilo, y aun cantan.

 
Salmos 66
 
  1   «Al Músico principal: Cántico: Salmo» Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra:
  2   Cantad la gloria de su nombre; haced gloriosa su alabanza.
  3   Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
  4   Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; cantarán a tu nombre. ( Selah )
  5   Venid, y ved las obras de Dios, temible en sus hechos para con los hijos de los hombres.
  6   Volvió el mar en tierra seca; por el río pasaron a pie; allí en Él nos alegramos.
  7   Él señorea con su poder para siempre; sus ojos atalayan sobre las naciones; los rebeldes no serán exaltados. ( Selah )
  8   Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, y haced oír la voz de su alabanza.
  9   Él es quien preserva nuestra alma en vida, y no permite que nuestros pies resbalen.
  10   Porque tú nos probaste, oh Dios: nos refinaste como se refina la plata.
  11   Nos metiste en la red; pusiste aflicción en nuestros lomos.
  12   Hombres hiciste cabalgar sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, pero nos sacaste a un lugar de abundancia.
  13   Entraré en tu casa con holocaustos; te pagaré mis votos
  14   que pronunciaron mis labios y habló mi boca, cuando angustiado estaba.
  15   Te ofreceré holocaustos de animales engordados, con perfume de carneros: Sacrificaré bueyes y machos cabríos. ( Selah )
  16   Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que Él ha hecho a mi alma.
  17   A Él clamé con mi boca, y exaltado fue con mi lengua.
  18   Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.
  19   Mas ciertamente me oyó Dios; atendió a la voz de mi súplica.
  20   Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

 
Salmos 67
 
  1   «Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo: Cántico» Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros ( Selah );
  2   Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación.
  3   Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben.
  4   Alégrense y gócense las naciones; porque juzgarás los pueblos con equidad, y pastorearás las naciones en la tierra. ( Selah )
  5   Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben.
  6   La tierra dará su fruto: Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
  7   Bendíganos Dios, y témanlo todos los fines de la tierra.

 
Salmos 68
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David: Canción» Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen.
  2   Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios.
  3   Mas los justos se alegrarán: se gozarán delante de Dios, y saltarán de alegría.
  4   Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre: Exaltad al que cabalga sobre los cielos; Jehová es su nombre, y alegraos delante de Él.
  5   Padre de huérfanos y defensor de viudas, es Dios en su santa morada:
  6   Dios hace habitar en familia a los solitarios; Él saca a los aprisionados con grillos; mas los rebeldes habitan en tierra seca.
  7   Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto, ( Selah )
  8   La tierra tembló; también destilaron los cielos a la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
  9   Abundante lluvia esparciste, oh Dios, a tu heredad; y cuando se cansó, tú la recreaste.
  10   Los que son de tu grey han morado en ella: Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
  11   El Señor daba palabra: Grande era el ejército de aquellos que la publicaban.
  12   Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; y las que se quedaban en casa repartían el despojo.
  13   Bien que fuisteis echados entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas con amarillez de oro.
  14   Cuando el Omnipotente esparció los reyes en ella, se emblanqueció como la nieve en Salmón.
  15   Monte de Dios es el monte de Basán; monte alto el de Basán.
  16   ¿Por qué os levantáis, oh montes altos? Éste es el monte que Dios deseó para su morada; ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
  17   Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor está entre ellos, como en el Sinaí, así en el santuario.
  18   Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
  19   Bendito sea el Señor; cada día nos colma de bendiciones el Dios de nuestra salvación. ( Selah )
  20   El Dios nuestro es el Dios de la salvación; y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
  21   Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados.
  22   El Señor dijo: De Basán los haré volver, haré volver a mi pueblo de las profundidades del mar:
  23   Porque sumergirás tu pie en la sangre de tus enemigos, y en ella también la lengua de tus perros.
  24   Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
  25   Los cantores iban delante, los tañedores detrás; en medio, las doncellas con panderos.
  26   Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.
  27   Allí estaba el joven Benjamín señoreador de ellos, los príncipes de Judá en su congregación, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
  28   Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has hecho por nosotros.
  29   Por razón de tu templo en Jerusalén, los reyes te ofrecerán dones.
  30   Reprime la reunión de gentes armadas, la multitud de toros con los becerros de los pueblos, hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; esparce a los pueblos que se complacen en la guerra.
  31   Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía pronto extenderá sus manos a Dios.
  32   Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor ( Selah );
  33   Al que cabalga sobre los cielos de los cielos que son desde la antigüedad: He aquí dará su voz, poderosa voz.
  34   Atribuid fortaleza a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en los cielos.
  35   Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios: El Dios de Israel, Él da fortaleza y vigor a su pueblo. Bendito Dios.

 
Salmos 69
 
  1   «Al Músico principal: sobre Sosanim: Salmo de David» Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
  2   Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo sentar pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
  3   Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
  4   Más que los cabellos de mi cabeza son los sin causa que me aborrecen; Poderosos son los que quieren destruirme; Sin razón son mis enemigos; he tenido que pagar lo que no he robado.
  5   Dios, tú sabes mi locura; y mis pecados no te son ocultos.
  6   No sean avergonzados por mi causa los que esperan en ti, oh Señor Jehová de los ejércitos; no sean confundidos por causa mía los que te buscan, oh Dios de Israel.
  7   Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi rostro.
  8   He venido a ser extraño a mis hermanos, y extranjero a los hijos de mi madre.
  9   Porque me consumió el celo de tu casa; y las afrentas de los que te injuriaban, han caído sobre mí.
  10   Y lloré afligiendo con ayuno mi alma; y esto me ha sido por afrenta.
  11   Me puse además cilicio por vestidura; y vine a serles por proverbio.
  12   Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, y vine a ser la canción de los bebedores de vino.
  13   Mas yo a ti elevo mi oración, oh Jehová, en tiempo aceptable; oh Dios, por la multitud de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame.
  14   Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
  15   No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.
  16   Escúchame, oh Jehová, porque benigna es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus piedades.
  17   Y no escondas tu rostro de tu siervo; porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
  18   Acércate a mi alma, redímela. Líbrame a causa de mis enemigos.
  19   Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi oprobio; delante de ti están todos mis enemigos.
  20   La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado; y esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé.
  21   Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.
  22   Que la mesa delante de ellos se convierta en lazo, y lo que era para su bien les sea tropiezo.
  23   Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y haz vacilar continuamente sus lomos.
  24   Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance.
  25   Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador.
  26   Porque persiguieron al que tú heriste; y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
  27   Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.
  28   Sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos con los justos.
  29   Pero yo estoy afligido y quebrantado, tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
  30   Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, con acciones de gracias lo exaltaré.
  31   Y esto agradará a Jehová más que sacrificio de buey, o becerro que tiene cuernos y pezuñas.
  32   Los humildes lo verán, y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón.
  33   Porque Jehová oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros.
  34   Alábenlo los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
  35   Porque Dios salvará a Sión, y reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la poseerán.
  36   Y la simiente de sus siervos la heredará, y los que aman su nombre habitarán en ella.

 
Salmos 70
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David, para conmemorar» Oh Dios, apresúrate a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme.
  2   Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal desean.
  3   Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta hecha, los que dicen: ¡Ajá, ajá!
  4   Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios.
  5   Yo estoy afligido y menesteroso; apresúrate a mí, oh Dios; mi ayuda y mi Libertador eres tú; oh Jehová, no te detengas.

 
Salmos 71
 
  1   En ti, oh Jehová, he esperado; no sea yo avergonzado jamás.
  2   Hazme escapar, y líbrame en tu justicia; inclina a mí tu oído y sálvame.
  3   Sé tú mi roca de refugio, adonde recurra yo continuamente; has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi Roca, y mi fortaleza.
  4   Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.
  5   Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza; seguridad mía desde mi juventud.
  6   Por ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti será siempre mi alabanza.
  7   Como prodigio he sido a muchos; y tú mi refugio fuerte.
  8   Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.
  9   No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
  10   Porque mis enemigos hablan contra mí; y los que acechan mi alma, consultaron juntamente.
  11   Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
  12   Oh Dios, no estés lejos de mí: Dios mío, apresúrate a socorrerme.
  13   Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
  14   Mas yo esperaré siempre, y aún te alabaré más y más.
  15   Mi boca publicará tu justicia y tu salvación todo el día, aunque no sé su número.
  16   Iré en la fortaleza del Señor Jehová: Haré mención de tu justicia, que es sólo tuya.
  17   Oh Dios, me has enseñado desde mi juventud; y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
  18   Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, hasta que muestre tu fortaleza a esta generación, y tu poder a todos los que han de venir.
  19   Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; Tú has hecho grandes cosas. Oh Dios, ¿quién como tú?
  20   Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
  21   Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme.
  22   Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío: tu verdad cantaré a ti con el arpa, oh Santo de Israel.
  23   Mis labios se alegrarán cuando a ti cante, y mi alma, la cual redimiste.
  24   Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día; por cuanto fueron avergonzados, porque fueron confundidos los que mi mal procuraban.

 
Salmos 72
 
  1   «Para Salomón» Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
  2   Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio.
  3   Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia.
  4   Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento.
  5   Te temerán mientras duren el sol y la luna, de generación en generación.
  6   Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra.
  7   En sus días florecerá la justicia, y abundancia de paz hasta que no haya luna.
  8   Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.
  9   Los que habitan el desierto se postrarán delante de él; y sus enemigos lamerán la tierra.
  10   Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Seba y de Sabá ofrecerán dones,
  11   y todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán.
  12   Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.
  13   Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará las almas de los pobres.
  14   De engaño y de violencia redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos.
  15   Y vivirá, y se le dará del oro de Seba; y se orará por él continuamente; todo el día se le bendecirá.
  16   Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.
  17   Su nombre será para siempre, perpetuado será su nombre mientras dure el sol; y benditas serán en él todas las naciones; lo llamarán bienaventurado.
  18   Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, sólo Él hace maravillas.
  19   Y bendito sea su nombre glorioso para siempre; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y amén.
  20   Terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.

 
Salmos 73
 
  1   «Salmo de Asaf. » Ciertamente bueno es Dios a Israel, a los limpios de corazón.
  2   En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos.
  3   Porque tuve envidia de los insensatos, viendo la prosperidad de los impíos.
  4   Porque no hay dolores en su muerte; antes su fortaleza está entera.
  5   No sufren trabajos como los demás mortales; ni son azotados como el resto de los hombres.
  6   Por tanto soberbia los corona; la violencia los cubre como un manto.
  7   Sus ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón.
  8   Blasfeman, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería.
  9   Ponen en el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.
  10   Por eso su pueblo vuelve aquí, y aguas de abundancia son extraídas para ellos.
  11   Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
  12   He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
  13   Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia;
  14   Pues he sido azotado todo el día, y castigado cada mañana.
  15   Si yo hubiera dicho: Así hablaré; he aquí, habría traicionado la generación de tus hijos:
  16   Cuando pensé para saber esto; fue duro trabajo para mí,
  17   hasta que entré en el santuario de Dios, entonces entendí la postrimería de ellos.
  18   Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer.
  19   ¡Cómo han sido asolados de repente! Fueron enteramente consumidos de terrores.
  20   Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.
  21   Mi corazón fue atribulado, y en mis riñones sentía punzadas.
  22   Tan torpe era yo, y no entendía; era como una bestia delante de ti.
  23   Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de mi mano derecha.
  24   Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.
  25   ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
  26   Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la Roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
  27   Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán: Tú cortarás a todo aquel que fornicando, se aparta de ti.
  28   Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en el Señor Jehová mi esperanza, para contar todas tus obras.

 
Salmos 74
 
  1   «Masquil de Asaf» ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿ Por qué humea tu furor contra las ovejas de tu prado?
  2   Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, la vara de tu heredad, la cual redimiste; este monte de Sión, donde has habitado.
  3   Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a toda la maldad que el enemigo ha hecho en el santuario.
  4   Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; han puesto sus banderas por señales.
  5   Cualquiera se hacía famoso según que había levantado el hacha sobre los gruesos maderos.
  6   Y ahora con hachas y martillos han quebrado todas sus entalladuras.
  7   Han puesto a fuego tus santuarios, han profanado el tabernáculo de tu nombre echándolo a tierra.
  8   Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.
  9   No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta; ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
  10   ¿Hasta cuándo, oh Dios, el angustiador nos afrentará? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
  11   ¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?
  12   Pero Dios es mi Rey ya de antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra.
  13   Tú dividiste el mar con tu poder; quebrantaste cabezas de dragones en las aguas.
  14   Tú machacaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
  15   Tú abriste fuente y río; tú secaste ríos impetuosos.
  16   Tuyo es el día, tuya también es la noche; tú estableciste la luna y el sol.
  17   Tú estableciste todos los términos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste.
  18   Acuérdate de esto; que el enemigo ha afrentado a Jehová, y que el pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
  19   No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.
  20   Mira al pacto; porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia.
  21   No vuelva avergonzado el oprimido; el pobre y el necesitado alaben tu nombre.
  22   Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día.
  23   No olvides las voces de tus enemigos; el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.

 
Salmos 75
 
  1   «Al Músico principal: sobre No destruyas: Salmo de Asaf: Cántico» Te damos gracias, oh Dios, gracias te damos; porque cercano está tu nombre: Tus maravillas declaramos.
  2   Cuando reciba la congregación, yo juzgaré rectamente.
  3   Arruinada está la tierra y sus moradores; yo sostengo sus columnas. ( Selah )
  4   Dije a los insensatos: No os infatuéis; y a los impíos: No levantéis el cuerno:
  5   No levantéis en alto vuestro cuerno; no habléis con cerviz erguida.
  6   Porque ni de oriente, ni de occidente, ni del sur viene el enaltecimiento.
  7   Mas Dios es el Juez; a éste humilla, y a aquél enaltece.
  8   Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, lleno de mixtura; y Él derrama del mismo; los asientos del mismo tomarán y beberán todos los impíos de la tierra.
  9   Mas yo siempre anunciaré y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
  10   Y quebraré todos los cuernos de los pecadores; mas los cuernos de los justos serán exaltados.

 
Salmos 76
 
  1   «Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de Asaf: Canción» Dios es conocido en Judá; en Israel es grande su nombre.
  2   Y en Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sión.
  3   Allí quebró las saetas del arco, el escudo, y la espada, y las armas de guerra. ( Selah )
  4   Ilustre eres tú; Majestuoso, más que los montes de caza.
  5   Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; y ninguno de los varones fuertes pudo usar sus manos.
  6   A tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo fueron entorpecidos.
  7   Tú, temible eres tú: ¿Y quién permanecerá de pie delante de ti, al desatarse tu ira?
  8   Desde los cielos hiciste oír juicio; la tierra tuvo temor y quedó suspensa,
  9   cuando te levantaste, oh Dios, al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. ( Selah )
  10   Ciertamente la ira del hombre te alabará; tú reprimirás el resto de las iras.
  11   Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios; todos los que están alrededor de Él, traigan presentes al Temible.
  12   Él cortará el espíritu de los príncipes; terrible es a los reyes de la tierra.

 
Salmos 77
 
  1   «Al Músico principal: para Jedutún: Salmo de Asaf» Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé, y Él me escuchó.
  2   Al Señor busqué en el día de mi angustia; mi mal corría de noche y no cesaba; mi alma rehusó el consuelo.
  3   Me acordaba de Dios, y me turbaba; me quejaba, y desmayaba mi espíritu. ( Selah )
  4   Detenías los párpados de mis ojos: Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
  5   Consideraba los días desde el principio, los años de los siglos.
  6   Me acordaba de mis canciones de noche; meditaba con mi corazón, y mi espíritu inquiría.
  7   ¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio?
  8   ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?
  9   ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? ( Selah )
  10   Y dije: Enfermedad mía es ésta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
  11   Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
  12   Y meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos.
  13   Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?
  14   Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder.
  15   Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. ( Selah )
  16   Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, y temieron; y temblaron los abismos.
  17   Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
  18   Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; los relámpagos alumbraron el mundo; se estremeció y tembló la tierra.
  19   En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
  20   Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón.

 
Salmos 78
 
  1   «Masquil de Asaf» Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
  2   Abriré mi boca en parábolas; hablaré cosas escondidas desde la antigüedad;
  3   las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron.
  4   No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su fortaleza, y las maravillas que hizo.
  5   Él estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel; la cual mandó a nuestros padres que la enseñasen a sus hijos;
  6   para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán, lo cuenten a sus hijos;
  7   a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos;
  8   y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no apercibió su corazón, y cuyo espíritu no fue fiel para con Dios.
  9   Los hijos de Efraín, arqueros armados, volvieron la espalda el día de la batalla.
  10   No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;
  11   antes se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado.
  12   Delante de sus padres hizo maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
  13   Dividió el mar, y los hizo pasar; y detuvo las aguas como en un montón.
  14   Y los guió de día con nube, y toda la noche con resplandor de fuego.
  15   Hendió las peñas en el desierto; y les dio a beber como de grandes abismos;
  16   pues sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas como ríos.
  17   Pero aún siguieron pecando contra Él, provocando al Altísimo en el desierto.
  18   Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto.
  19   Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios poner mesa en el desierto?
  20   He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?
  21   Por tanto, oyó Jehová, y se indignó: y se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel;
  22   por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado en su salvación;
  23   a pesar de que mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos,
  24   e hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio trigo de los cielos.
  25   Pan de nobles comió el hombre; les envió comida hasta saciarles.
  26   Hizo que soplase el viento del este en el cielo, y trajo con su poder el viento del sur.
  27   E hizo llover sobre ellos carne como polvo, y aves de alas como la arena del mar.
  28   Las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas.
  29   Y comieron, y se saciaron mucho; les cumplió, pues, su deseo.
  30   No habían quitado de sí su deseo, aún estaba la comida en su boca,
  31   cuando vino sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de Israel.
  32   Con todo esto, pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas.
  33   Por tanto, consumió sus días en vanidad, y sus años en tribulación.
  34   Si los hería de muerte, entonces buscaban a Dios; entonces se volvían solícitos en busca suya.
  35   Y se acordaban que Dios era su refugio; y el Dios Altísimo su Redentor.
  36   Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían;
  37   pues sus corazones no eran rectos para con Él, ni estuvieron firmes en su pacto.
  38   Pero Él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; y apartó muchas veces su ira, y no despertó todo su enojo.
  39   Y se acordó de que eran carne; soplo que va y no vuelve.
  40   ¡Cuántas veces lo provocaron en el desierto, lo enojaron en la soledad!
  41   Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían límite al Santo de Israel.
  42   No se acordaron de su mano, del día que los redimió de angustia;
  43   cuando puso en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo de Zoán;
  44   y volvió sus ríos en sangre, y sus corrientes, para que no bebiesen.
  45   Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, y ranas que los destruyeron.
  46   Dio también al pulgón sus frutos, y sus trabajos a la langosta.
  47   Sus viñas destruyó con granizo, y sus higuerales con escarcha;
  48   y entregó al granizo sus bestias, y a los rayos sus ganados.
  49   Envió sobre ellos el furor de su ira, enojo, indignación y angustia, enviándoles ángeles destructores.
  50   Dispuso camino a su furor; no eximió la vida de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad;
  51   e hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.
  52   Pero hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño.
  53   Y los guió con seguridad, de modo que no tuvieran miedo; y el mar cubrió a sus enemigos.
  54   Los metió después en los términos de su santuario, en este monte que adquirió su diestra.
  55   Y echó a las naciones de delante de ellos, y con cuerdas les repartió sus tierras por heredad; e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.
  56   Mas ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios;
  57   sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso,
  58   y lo enojaron con sus lugares altos, y lo provocaron a celo con sus esculturas.
  59   Lo oyó Dios, y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel.
  60   Dejó por tanto el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres;
  61   y entregó al cautiverio su poder, y su gloria en mano del enemigo.
  62   Entregó también su pueblo a la espada, y se airó contra su heredad.
  63   El fuego devoró sus jóvenes, y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.
  64   Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no hicieron lamentación.
  65   Entonces despertó el Señor como de un sueño, como un valiente que grita excitado del vino;
  66   e hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio afrenta perpetua.
  67   Y desechó el tabernáculo de José, y no escogió la tribu de Efraín.
  68   Sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sión, al cual amó.
  69   Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre.
  70   Y eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas;
  71   de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.
  72   Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón; y los pastoreó con la pericia de sus manos.

 
Salmos 79
 
  1   «Salmo de Asaf» Oh Dios, vinieron los gentiles a tu heredad; el templo de tu santidad han contaminado; pusieron a Jerusalén en montones.
  2   Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos; la carne de tus santos a las bestias de la tierra.
  3   Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén; y no hubo quien los enterrase.
  4   Somos afrentados de nuestros vecinos, escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
  5   ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
  6   Derrama tu ira sobre las gentes que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
  7   Porque han consumido a Jacob, y su morada han asolado.
  8   No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, porque estamos muy abatidos.
  9   Ayúdanos, oh Dios, salvación nuestra, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre.
  10   Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.
  11   Entre ante tu presencia el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte.
  12   Y da a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
  13   Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre: De generación en generación cantaremos tus alabanzas.

 
Salmos 80
 
  1   «Al Músico principal: sobre Sosanim-edut: Salmo de Asaf» Oh Pastor de Israel, escucha: Tú que pastoreas como a ovejas a José, que habitas entre querubines, resplandece.
  2   Despierta tu poder delante de Efraín, y de Benjamín, y de Manasés, y ven a salvarnos.
  3   Oh Dios, restáuranos; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
  4   Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo mostrarás indignación contra la oración de tu pueblo?
  5   Les diste a comer pan de lágrimas, y les diste a beber lágrimas en gran abundancia.
  6   Nos pusiste por contienda a nuestros vecinos; y nuestros enemigos se burlan entre sí.
  7   Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
  8   Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las gentes, y la plantaste.
  9   Preparaste el terreno delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.
  10   Los montes fueron cubiertos de su sombra; y sus sarmientos fueron como cedros de Dios.
  11   Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos.
  12   ¿Por qué has derribado sus vallados, de modo que la vendimien todos los que pasan por el camino?
  13   La estropea el puerco montés, y la devora la bestia del campo.
  14   Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,
  15   y la planta que plantó tu diestra, y el renuevo que para ti afirmaste.
  16   Está quemada a fuego, asolada: ¡Perezcan por la reprensión de tu rostro!
  17   Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre que para ti corroboraste.
  18   Así no nos apartaremos de ti: Vida nos darás, e invocaremos tu nombre.
  19   Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

 
Salmos 81
 
  1   «Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo de Asaf» Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra: Aclamad con júbilo al Dios de Jacob.
  2   Entonad salmos, y tañed el pandero, el arpa deliciosa con el salterio.
  3   Tocad la trompeta en la nueva luna, en el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne.
  4   Porque estatuto es de Israel, ordenanza del Dios de Jacob.
  5   Por testimonio en José lo ha constituido, cuando salió por la tierra de Egipto; donde oí lenguaje que no entendía.
  6   Aparté su hombro de debajo de la carga; sus manos fueron liberadas de los cestos.
  7   En la calamidad clamaste, y yo te libré; te respondí en el secreto del trueno; te probé sobre las aguas de Meriba. ( Selah )
  8   Oye, pueblo mío y te protestaré. ¡Oh Israel, si me oyeres!
  9   No habrá en ti dios ajeno, ni adorarás a dios extraño.
  10   Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto: Abre bien tu boca, y la llenaré.
  11   Mas mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí.
  12   Los entregué, por tanto, a la dureza de su corazón: Caminaron en sus consejos.
  13   ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si Israel hubiera andado en mis caminos!
  14   En un instante habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano sobre sus adversarios.
  15   Los aborrecedores de Jehová se le hubieran sometido; y el tiempo de ellos fuera para siempre.
  16   Él los hubiera sostenido con lo mejor del trigo; y de miel de la roca te hubiera saciado.

 
Salmos 82
 
  1   «Salmo de Asaf» Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga.
  2   ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos? ( Selah )
  3   Defended al pobre y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso.
  4   Librad al afligido y al necesitado; libradlo de mano de los impíos.
  5   No saben, no entienden, andan en tinieblas: Vacilan todos los cimientos de la tierra.
  6   Yo dije: Vosotros sois dioses; y todos vosotros sois hijos del Altísimo.
  7   Pero como hombres moriréis; y caeréis como cualquiera de los príncipes.
  8   Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todas las naciones.

 
Salmos 83
 
  1   «Canción: Salmo de Asaf» Oh Dios no guardes silencio, no calles, oh Dios, ni te estés quieto.
  2   Porque he aquí que rugen tus enemigos; y tus aborrecedores han alzado cabeza.
  3   Sobre tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos.
  4   Han dicho: Venid, y cortémoslos de ser nación, y no haya más memoria del nombre de Israel.
  5   Porque han conspirado a una, de común, contra ti han hecho alianza;
  6   las tiendas de Edom y de los ismaelitas, Moab y los agarenos;
  7   Gebal, Amón y Amalec; los filisteos con los habitantes de Tiro.
  8   También el asirio se ha juntado con ellos; han dado la mano a los hijos de Lot. ( Selah )
  9   Hazles como a Madián; como a Sísara, como a Jabín en el arroyo de Cisón;
  10   que perecieron en Endor, fueron hechos como estiércol para la tierra.
  11   Pon a sus nobles como a Oreb y como a Zeeb; y como a Zeba y como a Zalmuna, a todos sus príncipes;
  12   que han dicho: Heredemos para nosotros las moradas de Dios.
  13   Dios mío, ponlos como a torbellinos; como a hojarascas delante del viento.
  14   Como fuego que quema el monte, como llama que abrasa los montes.
  15   Persíguelos así con tu tempestad, y atérralos con tu torbellino.
  16   Llena sus rostros de vergüenza; y busquen tu nombre, oh Jehová.
  17   Sean afrentados y turbados para siempre; Sean avergonzados, y perezcan.
  18   Y conozcan que tu nombre es JEHOVÁ; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.

 
Salmos 84
 
  1   «Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo para los hijos de Coré» ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
  2   Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
  3   Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, en tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.
  4   Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. ( Selah )
  5   Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos.
  6   Atravesando el valle de lágrimas lo convierten en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.
  7   Irán de fortaleza en fortaleza, verán a Dios en Sión.
  8   Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración: Escucha, oh Dios de Jacob. ( Selah )
  9   Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
  10   Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos: Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.
  11   Porque sol y escudo es Jehová Dios: Gracia y gloria dará Jehová; no quitará el bien a los que en integridad andan.
  12   Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía.

 
Salmos 85
 
  1   «Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré» Fuiste propicio a tu tierra, oh Jehová; volviste la cautividad de Jacob.
  2   Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; cubriste todos sus pecados. ( Selah )
  3   Dejaste todo tu enojo; te volviste de la ira de tu furor.
  4   Restáuranos, oh Dios, salvación nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
  5   ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación?
  6   ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?
  7   Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, y danos tu salvación.
  8   Escucharé lo que hable Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura.
  9   Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen; para que habite la gloria en nuestra tierra.
  10   La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.
  11   La verdad brotará de la tierra; y la justicia mirará desde los cielos.
  12   Jehová dará también el bien; y nuestra tierra dará su fruto.
  13   La justicia irá delante de Él, y nos pondrá en el camino de sus pasos.

 
Salmos 86
 
  1   «Oración de David» Inclina, oh Jehová, tu oído, y óyeme; porque estoy afligido y menesteroso.
  2   Guarda mi alma, porque soy piadoso: Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.
  3   Ten misericordia de mí, oh Jehová; porque a ti clamo todo el día.
  4   Alegra el alma de tu siervo; porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.
  5   Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
  6   Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.
  7   En el día de mi angustia te llamaré; porque tú me respondes.
  8   Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay obras que igualen tus obras.
  9   Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor; y glorificarán tu nombre.
  10   Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas: Sólo tú eres Dios.
  11   Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; consolida mi corazón para que tema tu nombre.
  12   Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu nombre para siempre.
  13   Porque tu misericordia es grande para conmigo; y has librado mi alma del más profundo infierno.
  14   Oh Dios, soberbios se levantaron contra mí, y conspiración de hombres violentos ha buscado mi alma, y no te pusieron delante de sí.
  15   Mas tú, Señor, eres Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;
  16   Mírame, y ten misericordia de mí; da tu fortaleza a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva.
  17   Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, Jehová, me ayudaste, y me consolaste.

 
Salmos 87
 
  1   «A los hijos de Coré: Salmo: Canción» Su cimiento está en el monte santo.
  2   Ama Jehová las puertas de Sión, más que todas las moradas de Jacob.
  3   Cosas gloriosas se dicen de ti, oh ciudad de Dios. ( Selah )
  4   Mencionaré a Rahab y a Babilonia entre los que me conocen. He aquí Filistea y Tiro, con Etiopía: Éste nació allá.
  5   Y de Sión se dirá: Éste y aquél nacieron en ella; y el Altísimo mismo la establecerá.
  6   Jehová contará cuando Él inscriba a los pueblos: Éste nació allí. ( Selah )
  7   Y cantores y tañedores en ella dirán: Todas mis fuentes estarán en ti.

 
Salmos 88
 
  1   «Canción. Salmo para los hijos de Coré; al Músico principal; para cantar sobre Mahalat; Masquil de Hemán ezraíta» Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti.
  2   Entre mi oración a tu presencia: Inclina tu oído a mi clamor.
  3   Porque mi alma está harta de males, y mi vida cercana al sepulcro.
  4   Soy contado con los que descienden a la fosa, soy como hombre sin fuerza;
  5   libre entre los difuntos, como los muertos que yacen en el sepulcro, que no te acuerdas más de ellos, y que son cortados de tu mano.
  6   Me has puesto en el hoyo más profundo, en tinieblas, en lugares profundos.
  7   Sobre mí descarga tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. ( Selah )
  8   Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; encerrado estoy, y no puedo salir.
  9   Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh Jehová, cada día; he extendido a ti mis manos.
  10   ¿Mostrarás maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? ( Selah )
  11   ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu fidelidad en la perdición?
  12   ¿Serán conocidas en las tinieblas tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido?
  13   Mas yo a ti he clamado, oh Jehová; y de mañana mi oración sale a tu encuentro.
  14   ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿ Por qué escondes de mí tu rostro?
  15   Yo estoy afligido y a punto de morir; desde mi juventud he sufrido tus terrores, estoy perplejo.
  16   Sobre mí han pasado tus iras; tus terrores me han cortado.
  17   Me han rodeado como aguas de continuo; a una me han cercado.
  18   Has alejado de mí al amigo y al compañero; y a mis conocidos pusiste en tinieblas.

 
Salmos 89
 
  1   «Masquil de Etán ezraíta» Las misericordias de Jehová cantaré por siempre; con mi boca daré a conocer tu fidelidad a todas las generaciones.
  2   Porque dije: Para siempre será edificada misericordia; en los mismos cielos apoyarás tu verdad.
  3   Hice alianza con mi escogido; Juré a David mi siervo, diciendo:
  4   Para siempre confirmaré tu simiente, y edificaré tu trono por todas las generaciones. ( Selah )
  5   Los cielos celebrarán tus maravillas, oh Jehová; tu fidelidad también en la congregación de los santos.
  6   Porque ¿quién en los cielos se comparará a Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los poderosos?
  7   Dios terrible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están a su alrededor.
  8   Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea.
  9   Tú tienes dominio sobre la braveza del mar; cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
  10   Tú quebrantaste a Rahab como a un muerto; con tu brazo fuerte esparciste a tus enemigos.
  11   Tuyos los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
  12   Al norte y al sur tú los creaste: Tabor y Hermón cantarán en tu nombre.
  13   Tú tienes brazo fuerte; poderosa es tu mano, exaltada es tu diestra.
  14   Justicia y juicio son el fundamento de tu trono: Misericordia y verdad van delante de tu rostro.
  15   Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.
  16   En tu nombre se alegrarán todo el día; y en tu justicia serán exaltados.
  17   Porque tú eres la gloria de su fortaleza; y por tu buena voluntad exaltarás nuestro cuerno.
  18   Porque Jehová es nuestro escudo; y nuestro Rey es el Santo de Israel.
  19   Entonces hablaste en visión a tu santo, y dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso; he enaltecido a un escogido de mi pueblo.
  20   Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi óleo santo.
  21   Mi mano será firme con él, mi brazo también lo fortalecerá.
  22   No lo avasallará enemigo, ni hijo de iniquidad lo quebrantará.
  23   Mas yo quebrantaré delante de él a sus enemigos, y heriré a los que le aborrecen.
  24   Y mi verdad y mi misericordia serán con él; y en mi nombre será exaltado su cuerno.
  25   Asimismo pondré su mano en el mar, y en los ríos su diestra.
  26   Él clamará a mí: Mi Padre eres tú, mi Dios, y la Roca de mi salvación.
  27   Yo también lo haré mi primogénito, alto sobre los reyes de la tierra.
  28   Para siempre le conservaré mi misericordia; y mi pacto será firme con él.
  29   Y estableceré su simiente para siempre, y su trono como los días de los cielos.
  30   Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios;
  31   si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos;
  32   entonces visitaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades.
  33   Mas no quitaré de él mi misericordia, ni falsearé mi fidelidad.
  34   No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
  35   Una vez he jurado por mi santidad, que no mentiré a David.
  36   Su simiente será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.
  37   Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo. ( Selah )
  38   Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido; y te has airado con él.
  39   Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.
  40   Rompiste todos sus vallados; has quebrantado sus fortalezas.
  41   Lo saquean todos los que pasan por el camino: Es oprobio a sus vecinos.
  42   Has exaltado la diestra de sus enemigos; has alegrado a todos sus adversarios.
  43   Embotaste asimismo el filo de su espada, y no lo levantaste en la batalla.
  44   Hiciste cesar su brillo, y echaste su trono por tierra.
  45   Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta. ( Selah )
  46   ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá tu ira como el fuego?
  47   Acuérdate de cuán breve es mi tiempo: ¿Por qué habrás creado en vano a todos los hijos del hombre?
  48   ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su vida del poder del sepulcro? ( Selah )
  49   Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias, que juraste a David por tu verdad?
  50   Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos; oprobio de muchos pueblos, que llevo en mi seno.
  51   Porque tus enemigos, oh Jehová, han deshonrado, han deshonrado los pasos de tu ungido.
  52   Bendito sea Jehová para siempre. Amén, y amén.

 
Salmos 90
 
  1   «Oración de Moisés varón de Dios» Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.
  2   Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo; Desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.
  3   Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres.
  4   Porque mil años delante de tus ojos, son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.
  5   Los haces pasar como avenida de aguas; son como un sueño; como la hierba que crece en la mañana.
  6   En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca.
  7   Porque con tu furor somos consumidos, y con tu ira somos turbados.
  8   Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.
  9   Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento.
  10   Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.
  11   ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido?
  12   Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.
  13   Vuélvete, oh Jehová: ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos.
  14   De mañana sácianos de tu misericordia; y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
  15   Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y los años que vimos el mal.
  16   Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos.
  17   Sea la hermosura de Jehová nuestro Dios sobre nosotros; y confirma sobre nosotros la obra de nuestras manos, sí, la obra de nuestras manos confirma.

 
Salmos 91
 
  1   El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.
  2   Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios; en Él confiaré.
  3   Él te librará del lazo del cazador; de la peste destructora.
  4   Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.
  5   No tendrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día;
  6   ni de pestilencia que ande en oscuridad, ni de mortandad que en medio del día destruya.
  7   Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará.
  8   Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa de los impíos.
  9   Porque has puesto a Jehová, que es mi refugio, al Altísimo por tu habitación,
  10   no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.
  11   Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos;
  12   en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.
  13   Sobre el león y la serpiente pisarás; hollarás al cachorro del león y al dragón.
  14   Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
  15   Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré, y le glorificaré.
  16   Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.

 
Salmos 92
 
  1   «Salmo: Canción para el día del sábado» Bueno es alabar a Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;
  2   anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad en las noches,
  3   en el decacordio y en el salterio, en tono suave con el arpa.
  4   Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
  5   ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.
  6   El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto:
  7   Que brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los obradores de iniquidad, para ser destruidos para siempre.
  8   Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.
  9   Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, porque he aquí, perecerán tus enemigos; serán disipados todos los obradores de iniquidad.
  10   Pero tú exaltarás mi cuerno como el del unicornio; seré ungido con aceite fresco.
  11   Y mis ojos mirarán mi deseo sobre mis enemigos; oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
  12   El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano.
  13   Los que están plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán.
  14   Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes;
  15   para anunciar que Jehová es recto: Él es mi Roca, y en Él no hay injusticia.

 
Salmos 93
 
  1   Jehová reina, se vistió de magnificencia, se vistió Jehová, se ciñó de fortaleza; afirmó también el mundo, para que no sea movido.
  2   Firme es tu trono desde entonces: Tú eres desde la eternidad.
  3   Alzaron los ríos, oh Jehová, alzaron los ríos su sonido; alzaron los ríos sus ondas.
  4   Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias ondas del mar.
  5   Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre.

 
Salmos 94
 
  1   Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, manifiéstate.
  2   Levántate, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios.
  3   ¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?
  4   ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los obradores de iniquidad?
  5   A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan, y a tu heredad afligen.
  6   A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida.
  7   Y dicen: No mirará Jehová, ni hará caso el Dios de Jacob.
  8   Entended, necios del pueblo; y vosotros fatuos, ¿cuándo seréis sabios?
  9   El que plantó el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?
  10   El que castiga a las gentes, ¿no reprenderá? El que enseña la ciencia al hombre, ¿ no sabrá?
  11   Jehová conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad.
  12   Bienaventurado el hombre a quien tú, oh Jehová, corriges, y en tu ley lo instruyes;
  13   para darle reposo de los días de aflicción, en tanto que para el impío se cava el hoyo.
  14   Porque Jehová no abandonará a su pueblo, ni desamparará su heredad;
  15   sino que el juicio volverá a la justicia, y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.
  16   ¿Quién se levantará por mí contra los malignos? ¿Quién estará por mí contra los obradores de iniquidad?
  17   Si no ayudara Jehová, pronto moraría mi alma en el silencio.
  18   Cuando yo decía: Mi pie resbala; tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba.
  19   En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.
  20   ¿Se juntará contigo el trono de iniquidades, que forma agravio por ley?
  21   Se juntan contra la vida del justo, y condenan la sangre inocente.
  22   Mas Jehová me ha sido por refugio; y mi Dios es la Roca de mi confianza.
  23   Y Él hará volver sobre ellos su iniquidad, y los destruirá en su propia maldad; los talará Jehová nuestro Dios.

 
Salmos 95
 
  1   Venid, cantemos alegremente a Jehová: Aclamemos con júbilo a la Roca de nuestra salvación.
  2   Lleguemos ante su presencia con acción de gracias; aclamémosle con salmos.
  3   Porque Jehová es Dios grande; y Rey grande sobre todos los dioses.
  4   Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas.
  5   Suyo también el mar, pues Él lo hizo; y sus manos formaron la tierra seca.
  6   Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
  7   Porque Él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz,
  8   no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como el día de Masah en el desierto;
  9   donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras.
  10   Cuarenta años estuve disgustado con esta generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
  11   Por tanto, juré en mi ira que no entrarían en mi reposo.

 
Salmos 96
 
  1   Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra.
  2   Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.
  3   Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas.
  4   Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; temible sobre todos los dioses.
  5   Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; pero Jehová hizo los cielos.
  6   Honor y majestad delante de Él; Poder y gloria hay en su santuario.
  7   Dad a Jehová, oh familias de los pueblos; dad a Jehová la gloria y el poder.
  8   Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; traed ofrenda, y venid a sus atrios.
  9   Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; temed delante de Él, toda la tierra.
  10   Decid entre las naciones: Jehová reina, también afirmó el mundo, no será conmovido: Juzgará a los pueblos en justicia.
  11   Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.
  12   Regocíjese el campo, y todo lo que en él está: Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento delante de Jehová:
  13   Porque Él viene, porque Él viene a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

 
Salmos 97
 
  1   Jehová reina; regocíjese la tierra: Alégrense las muchas islas.
  2   Nube y oscuridad alrededor de Él: Justicia y juicio son el fundamento de su trono.
  3   Fuego va delante de Él, y abrasa a sus enemigos alrededor.
  4   Sus relámpagos alumbraron el mundo; la tierra vio, y se estremeció.
  5   Los montes se derritieron como cera delante de Jehová, delante del Señor de toda la tierra.
  6   Los cielos anuncian su justicia, y todos los pueblos ven su gloria.
  7   Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla, los que se glorían en los ídolos: Adórenle todos los dioses.
  8   Oyó Sión, y se alegró; y las hijas de Judá, oh Jehová, se gozaron por tus juicios.
  9   Porque tú, Jehová, eres excelso sobre toda la tierra; eres muy enaltecido sobre todos los dioses.
  10   Los que a Jehová amáis, aborreced el mal: Él guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra.
  11   Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón.
  12   Alegraos, justos, en Jehová; y alabad la memoria de su santidad.

 
Salmos 98
 
  1   «Salmo» Cantad a Jehová cántico nuevo; porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.
  2   Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
  3   Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
  4   Aclamad con júbilo a Jehová, toda la tierra; levantad la voz, regocijaos, y cantad salmos.
  5   Cantad salmos a Jehová con arpa; con arpa y voz de cántico.
  6   Aclamad con trompetas y sonidos de bocina delante del Rey Jehová.
  7   Brame el mar y su plenitud; el mundo y los que en él habitan;
  8   Los ríos batan las manos; los montes todos hagan regocijo delante de Jehová:
  9   Porque Él viene a juzgar la tierra; juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con equidad.

 
Salmos 99
 
  1   Jehová reina, temblarán los pueblos: Él está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra.
  2   Jehová en Sión es grande, y exaltado sobre todos los pueblos.
  3   Alaben tu nombre grande y temible: Él es santo.
  4   Y la gloria del rey ama el juicio: Tú confirmas la rectitud; tú has hecho en Jacob juicio y justicia.
  5   Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos al estrado de sus pies: Él es santo.
  6   Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre; invocaban a Jehová, y Él les respondía.
  7   En columna de nube hablaba con ellos; guardaban sus testimonios, y el estatuto que les había dado.
  8   Jehová Dios nuestro, tú les respondías: Tú les fuiste un Dios perdonador, aunque cobraste venganza de sus malas obras.
  9   Exaltad a Jehová nuestro Dios, y adorad en su santo monte; porque Jehová nuestro Dios es santo.

 
Salmos 100
 
  1   «Salmo de alabanza» Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
  2   Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.
  3   Reconoced que Jehová es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
  4   Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; dadle gracias, bendecid su nombre.
  5   Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad permanece por todas las generaciones.

 
Salmos 101
 
  1   «Salmo de David» Misericordia y juicio cantaré; a ti cantaré yo, oh Jehová.
  2   Me conduciré con sabiduría en el camino de la perfección cuando vengas a mí. En integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.
  3   No pondré delante de mis ojos cosa inicua; aborrezco la obra de los que se desvían; no se acercarán a mí.
  4   Corazón perverso se apartará de mí; no conoceré al malvado.
  5   Al que solapadamente infama a su prójimo, yo le cortaré; no sufriré al de ojos altaneros, y de corazón vanidoso.
  6   Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que anduviere en el camino de la perfección, éste me servirá.
  7   No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos.
  8   Por las mañanas cortaré a todos los impíos de la tierra; para extirpar de la ciudad de Jehová a todos los que hacen iniquidad.

 
Salmos 102
 
  1   «Oración del afligido, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento» Oh Jehová, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.
  2   No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; en el día que te invocare, apresúrate a responderme.
  3   Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos cual tizón están quemados.
  4   Mi corazón está herido, y secó como la hierba; por lo cual me olvido de comer mi pan.
  5   Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.
  6   Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades.
  7   Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.
  8   Cada día me afrentan mis enemigos; los que contra mí se enfurecen se han conjurado contra mí.
  9   Por lo cual he comido ceniza a manera de pan, y mi bebida mezclo con lágrimas,
  10   a causa de tu enojo y de tu ira; pues me alzaste, y me has arrojado.
  11   Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.
  12   Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, y tu memoria de generación en generación.
  13   Te levantarás y tendrás misericordia de Sión; porque es tiempo de tener misericordia de ella, pues el plazo ha llegado.
  14   Porque tus siervos aman sus piedras, y del polvo de ella tienen compasión.
  15   Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu gloria;
  16   por cuanto Jehová habrá edificado a Sión, y en su gloria será visto;
  17   Habrá considerado la oración de los desamparados, y no habrá desechado el ruego de ellos.
  18   Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que será creado, alabará a JAH.
  19   Porque miró de lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra,
  20   para oír el gemido de los presos, para soltar a los sentenciados a muerte;
  21   Para que anuncien en Sión el nombre de Jehová, y su alabanza en Jerusalén,
  22   cuando los pueblos se congreguen en uno, y los reinos, para servir a Jehová.
  23   Él debilitó mi fuerza en el camino; acortó mis días.
  24   Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días; por generación de generaciones son tus años.
  25   Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.
  26   Ellos perecerán, y tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como una ropa de vestir los mudarás, y serán mudados:
  27   Mas tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.
  28   Los hijos de tus siervos permanecerán, y su simiente será establecida delante de ti.

 
Salmos 103
 
  1   «Salmo de David» Bendice, alma mía a Jehová; y bendiga todo mi ser su santo nombre.
  2   Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
  3   Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias;
  4   el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias;
  5   el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.
  6   Jehová el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.
  7   Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras.
  8   Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia.
  9   No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo.
  10   No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
  11   Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
  12   Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
  13   Como el padre se compadece de sus hijos, se compadece Jehová de los que le temen.
  14   Porque Él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo.
  15   El hombre, como la hierba son sus días, florece como la flor del campo;
  16   que pasa el viento por ella, y perece; y su lugar no la conoce más.
  17   Mas la misericordia de Jehová desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos;
  18   Sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
  19   Jehová afirmó en los cielos su trono; y su reino domina sobre todos.
  20   Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis sus mandamientos, obedeciendo a la voz de su palabra.
  21   Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, ministros suyos, que hacéis su voluntad.
  22   Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía, a Jehová.

 
Salmos 104
 
  1   Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia.
  2   El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina;
  3   que establece sus aposentos entre las aguas; el que hace de las nubes su carruaje, el que anda sobre las alas del viento;
  4   el que hace a sus ángeles espíritus, sus ministros fuego flameante.
  5   Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida.
  6   Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas.
  7   A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se apresuraron;
  8   subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que tú les fundaste.
  9   Les pusiste término, el cual no traspasarán; ni volverán a cubrir la tierra.
  10   Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos; van entre los montes.
  11   Abrevan a todas las bestias del campo; mitigan su sed los asnos monteses.
  12   Junto a ellos habitarán las aves de los cielos, que elevan su trino entre las ramas.
  13   El que riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra.
  14   El que hace producir el pasto para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre; para que saque el pan de la tierra.
  15   Y el vino que alegra el corazón del hombre, y el aceite que hace lucir el rostro, y el pan que sustenta el corazón del hombre.
  16   Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que Él plantó.
  17   Allí anidan las aves; en las hayas hace su casa la cigüeña.
  18   Los montes altos para las cabras monteses; las peñas, madrigueras para los conejos.
  19   Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
  20   Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias de la selva.
  21   Los leoncillos rugen tras la presa, y buscan de Dios su comida.
  22   Sale el sol, se recogen, y se echan en sus cuevas.
  23   Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde.
  24   ¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios.
  25   He allí el grande y anchuroso mar; en él hay innumerables peces, animales pequeños y grandes.
  26   Allí andan navíos; allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
  27   Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
  28   Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien.
  29   Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo.
  30   Envías tu Espíritu, son creados; y renuevas la faz de la tierra.
  31   La gloria de Jehová será para siempre; Jehová se alegrará en sus obras;
  32   el cual mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.
  33   A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
  34   Dulce será mi meditación en Él: Yo me alegraré en Jehová.
  35   Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, oh alma mía, a Jehová. Aleluya.

 
Salmos 105
 
  1   Alabad a Jehová, invocad su nombre. Dad a conocer sus obras entre los pueblos.
  2   Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas.
  3   Gloriaos en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
  4   Buscad a Jehová, y su fortaleza; buscad siempre su rostro.
  5   Acordaos de las maravillas que Él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca,
  6   oh vosotros, simiente de Abraham su siervo, hijos de Jacob, sus escogidos.
  7   Él es Jehová nuestro Dios; en toda la tierra están sus juicios.
  8   Se acordó para siempre de su pacto; de la palabra que mandó para mil generaciones,
  9   del pacto que hizo con Abraham; y de su juramento a Isaac.
  10   Y lo estableció a Jacob por decreto, a Israel por pacto sempiterno,
  11   diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, como porción de vuestra heredad.
  12   Cuando ellos eran pocos en número, y extranjeros en ella;
  13   cuando andaban de nación en nación, de un reino a otro pueblo;
  14   No consintió que hombre los agraviase; y por causa de ellos castigó a los reyes.
  15   No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.
  16   Y llamó al hambre sobre la tierra, y quebrantó todo sustento de pan.
  17   Envió un varón delante de ellos, a José, que fue vendido por siervo.
  18   Afligieron sus pies con grillos; en hierro fue puesta su persona.
  19   Hasta la hora que llegó su palabra, la palabra de Jehová le probó.
  20   Envió el rey, y le soltó; el señor de los pueblos, y le dejó ir libre.
  21   Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de todas sus posesiones;
  22   para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, y a sus ancianos enseñara sabiduría.
  23   Después entró Israel en Egipto, y Jacob peregrinó en la tierra de Cam.
  24   Y multiplicó su pueblo en gran manera, y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
  25   Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo, para que contra sus siervos pensasen mal.
  26   Envió a su siervo Moisés, y a Aarón al cual escogió.
  27   Pusieron en ellos las palabras de sus señales, y sus prodigios en la tierra de Cam.
  28   Envió tinieblas, e hizo que oscureciera; y no fueron rebeldes a su palabra.
  29   Volvió sus aguas en sangre, y mató sus peces.
  30   Produjo su tierra ranas, aun en las cámaras de sus reyes.
  31   Habló, y vinieron enjambres de moscas, y piojos en todos sus términos.
  32   Les dio granizo en vez de lluvia, y llamas de fuego en su tierra.
  33   E hirió sus viñas y sus higueras, y quebró los árboles de sus términos.
  34   Habló, y vinieron langostas, y pulgón sin número;
  35   y comieron toda la hierba de su país, y devoraron el fruto de su tierra.
  36   También hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra, las primicias de toda su fuerza;
  37   y los sacó con plata y oro; y no hubo enfermo entre sus tribus.
  38   Egipto se alegró de que salieran; porque su terror había caído sobre ellos.
  39   Extendió una nube por cubierta, y fuego para alumbrar la noche.
  40   Pidieron, e hizo venir codornices; y los sació de pan del cielo.
  41   Abrió la peña, y fluyeron aguas; corrieron por los sequedales como un río.
  42   Porque se acordó de su santa palabra, dada a Abraham su siervo.
  43   Y sacó a su pueblo con gozo; con júbilo a sus escogidos.
  44   Y les dio las tierras de las naciones; y las labores de los pueblos heredaron;
  45   para que guardasen sus estatutos, y observasen sus leyes. Aleluya.

 
Salmos 106
 
  1   Aleluya. Alabad a Jehová, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
  2   ¿Quién expresará las proezas de Jehová? ¿ Quién contará sus alabanzas?
  3   Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.
  4   Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítame con tu salvación;
  5   para que yo vea el bien de tus escogidos, para que me goce en la alegría de tu gente, y me gloríe con tu heredad.
  6   Pecamos como nuestros padres, hicimos iniquidad, hicimos impiedad.
  7   Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias; sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.
  8   No obstante, Él los salvó por amor de su nombre, para hacer notoria su fortaleza;
  9   y reprendió al Mar Rojo, y lo secó; y les llevó por el abismo, como por un desierto;
  10   y los salvó de mano del enemigo, y los rescató de mano del adversario.
  11   Cubrieron las aguas a sus enemigos; no quedó ni uno de ellos.
  12   Entonces creyeron a sus palabras, y cantaron su alabanza.
  13   Pero pronto se olvidaron de sus obras; no esperaron su consejo.
  14   Y ardieron de deseo en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad.
  15   Y Él les dio lo que pidieron; mas envió flaqueza en sus almas.
  16   Tuvieron envidia de Moisés en el campamento, y de Aarón, el santo de Jehová.
  17   Se abrió la tierra, y tragó a Datán, y cubrió la compañía de Abiram.
  18   Y se encendió el fuego en su junta; la llama quemó a los impíos.
  19   Hicieron becerro en Horeb, y adoraron una imagen de fundición.
  20   Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba.
  21   Se olvidaron de Dios su Salvador, que había hecho grandezas en Egipto;
  22   Maravillas en la tierra de Cam, cosas formidables sobre el Mar Rojo.
  23   Y dijo que los hubiera destruido, de no haberse interpuesto Moisés su escogido ante Él en la brecha, a fin de apartar su ira, para que no los destruyese.
  24   Pero aborrecieron la tierra deseable; no creyeron a su palabra;
  25   Antes murmuraron en sus tiendas, y no oyeron la voz de Jehová.
  26   Por lo que alzó su mano contra ellos, para derrocarlos en el desierto,
  27   y humillar su simiente entre las naciones, y esparcirlos por las tierras.
  28   Se unieron también a Baal-peor, y comieron los sacrificios de los muertos.
  29   Provocaron la ira de Dios con sus obras, y se desató entre ellos la mortandad.
  30   Entonces se levantó Finees, e hizo juicio; y se detuvo la plaga.
  31   Y le fue contado por justicia, de generación en generación para siempre.
  32   También le irritaron en las aguas de Meriba; y le fue mal a Moisés por causa de ellos;
  33   Porque hicieron que el espíritu de Moisés se rebelase, haciéndole hablar precipitadamente con sus labios.
  34   No destruyeron a los pueblos que Jehová les dijo;
  35   Antes se mezclaron con las naciones, y aprendieron sus obras.
  36   Y sirvieron a sus ídolos; los cuales les fueron por lazo.
  37   Y sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios;
  38   y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán; y la tierra fue contaminada con sangre.
  39   Así se contaminaron con sus obras, y se prostituyeron con sus hechos.
  40   Por tanto, la ira de Jehová se encendió contra su pueblo, tanto, que aborreció a su propia heredad;
  41   y los entregó en poder de las naciones, y se enseñorearon de ellos los que los aborrecían.
  42   Y sus enemigos los oprimieron, y fueron quebrantados debajo de su mano.
  43   Muchas veces los libró; mas ellos se rebelaron contra su consejo y fueron humillados por su iniquidad.
  44   Con todo, Él miraba cuando estaban en angustia, y oía su clamor:
  45   Y se acordaba de su pacto con ellos, y se arrepentía conforme a la muchedumbre de sus misericordias.
  46   Hizo asimismo que tuviesen misericordia de ellos todos los que los tenían cautivos.
  47   Sálvanos, Jehová Dios nuestro, y reúnenos de entre las naciones, para que alabemos tu santo nombre, para que nos gloriemos en tus alabanzas.
  48   Bendito Jehová Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad; y diga todo el pueblo: Amén. Aleluya.

 
Salmos 107
 
  1   Alabad a Jehová, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
  2   Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo,
  3   y los ha congregado de las tierras; del oriente y del occidente, del norte y del sur.
  4   Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, sin hallar ciudad en donde morar.
  5   Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos.
  6   Pero clamaron a Jehová en su angustia, y Él los libró de sus aflicciones;
  7   y los dirigió por camino derecho, para que viniesen a una ciudad en la cual morar.
  8   Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  9   Porque Él sacia al alma sedienta, y llena de bien al alma hambrienta.
  10   Los que moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros;
  11   Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo.
  12   Por lo que quebrantó con trabajo sus corazones, cayeron y no hubo quien les ayudase;
  13   entonces clamaron a Jehová en su angustia, y Él los libró de sus aflicciones.
  14   Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones.
  15   Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  16   Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro.
  17   Los insensatos, a causa del camino de su rebelión y a causa de sus maldades, fueron afligidos.
  18   Su alma abominó todo alimento, y llegaron hasta las puertas de la muerte.
  19   Pero clamaron a Jehová en su angustia, y Él los libró de sus aflicciones.
  20   Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina.
  21   Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres;
  22   y ofrezcan sacrificios de acción de gracias, y publiquen sus obras con júbilo.
  23   Los que descienden al mar en navíos, y hacen negocio en las muchas aguas,
  24   ellos han visto las obras de Jehová, y sus maravillas en las profundidades.
  25   Porque Él habló, e hizo levantar el viento tempestuoso, que encrespa las olas.
  26   Suben a los cielos, descienden a los abismos; sus almas se derriten con el mal.
  27   Tiemblan, y titubean como borrachos, y toda su destreza es inútil.
  28   Entonces claman a Jehová en su angustia, y Él los libra de sus aflicciones.
  29   Él cambia la tormenta en calma, y se apaciguan sus olas.
  30   Se alegran luego porque se aquietaron; y así Él los guía al puerto anhelado.
  31   Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  32   Exáltenlo en la congregación del pueblo; y alábenlo en la reunión de los ancianos.
  33   Él convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedales;
  34   la tierra fructífera en yermo, por la maldad de los que la habitan.
  35   Vuelve el desierto en estanques de aguas, y la tierra seca en manantiales.
  36   Y hace que allí habiten los hambrientos, para que dispongan ciudad donde morar;
  37   y siembran campos, y plantan viñas, y rinden abundante fruto.
  38   Y los bendice, y se multiplican en gran manera; y no disminuye su ganado.
  39   Y luego son menoscabados y abatidos a causa de tiranía, de males y congojas.
  40   Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar errantes, vagabundos y sin camino:
  41   Él levanta de la miseria al pobre, y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas.
  42   Véanlo los rectos, y alégrense; y toda maldad cierre su boca.
  43   ¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?

 
Salmos 108
 
  1   «Canción: Salmo de David» Mi corazón está dispuesto, oh Dios; cantaré y entonaré salmos, todavía en mi gloria.
  2   Despiértate, salterio y arpa; despertaré al alba.
  3   Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; a ti cantaré salmos entre las naciones.
  4   Porque grande más que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu verdad.
  5   Exaltado seas oh Dios, sobre los cielos; y sobre toda la tierra sea tu gloria.
  6   Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra y respóndeme.
  7   Dios dijo en su santuario; me alegraré, repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
  8   Mío es Galaad, mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador;
  9   Moab, la vasija en que me lavo; sobre Edom echaré mi zapato; me regocijaré sobre Filistea.
  10   ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
  11   ¿No eres tú, oh Dios, el que nos habías desechado, y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
  12   Danos socorro en la angustia; porque vana es la ayuda del hombre.
  13   En Dios haremos proezas; y Él hollará a nuestros enemigos.

 
Salmos 109
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Oh Dios de mi alabanza, no calles;
  2   Porque la boca del impío y la boca del engañador se han abierto contra mí: Han hablado de mí con lengua mentirosa,
  3   y con palabras de odio me rodearon; Y pelearon contra mí sin causa.
  4   En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba.
  5   Y me han devuelto mal por bien, y odio por amor.
  6   Pon sobre él al impío; y Satanás esté a su diestra.
  7   Cuando sea juzgado, salga culpable; y su oración sea para pecado.
  8   Sean pocos sus días; tome otro su oficio.
  9   Sean huérfanos sus hijos, y viuda su esposa.
  10   Y anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; y procuren su pan lejos de sus desolados hogares.
  11   Tome el acreedor todo lo que tiene, y extraños saqueen su trabajo.
  12   No tenga quien le haga misericordia; ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.
  13   Su posteridad sea talada; sea borrado su nombre en la siguiente generación.
  14   Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres, y el pecado de su madre no sea borrado.
  15   Estén siempre delante de Jehová, y Él corte de la tierra su memoria.
  16   Por cuanto no se acordó de hacer misericordia, y persiguió al hombre afligido y menesteroso y quebrantado de corazón, para matarlo.
  17   Y amó la maldición, y le vino; y no quiso la bendición, y ésta se alejó de él.
  18   Y se vistió de maldición como de su vestidura, y entró como agua en sus entrañas, y como aceite en sus huesos.
  19   Séale como vestidura con que se cubra, y en lugar de cinto con que se ciña siempre.
  20   Sea éste el pago de parte de Jehová para los que me calumnian, y para los que hablan mal contra mi alma.
  21   Y tú, Señor Jehová, haz conmigo por amor de tu nombre; líbrame, porque tu misericordia es buena.
  22   Porque yo estoy afligido y necesitado; y mi corazón está herido dentro de mí.
  23   Me voy como la sombra cuando declina; soy sacudido como langosta.
  24   Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno, y mi carne desfallecida por falta de gordura.
  25   Yo he sido para ellos objeto de oprobio; me miraban, y meneaban su cabeza.
  26   Ayúdame, Jehová Dios mío; sálvame conforme a tu misericordia.
  27   Y entiendan que ésta es tu mano; que tú, Jehová, lo has hecho.
  28   Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.
  29   Sean vestidos de ignominia los que me calumnian; y sean cubiertos de su confusión como con manto.
  30   Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca, y en medio de muchos le alabaré.
  31   Porque Él se pondrá a la diestra del pobre, para librar su alma de los que le juzgan.

 
Salmos 110
 
  1   «Salmo de David» Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
  2   Jehová enviará desde Sión la vara de tu poder: Domina en medio de tus enemigos.
  3   Tu pueblo estará dispuesto en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad: desde el seno de la aurora, tienes tú el rocío de tu juventud.
  4   Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
  5   El Señor a tu diestra herirá a los reyes en el día de su furor:
  6   Juzgará entre las naciones, las llenará de cadáveres; herirá las cabezas en muchas tierras.
  7   Del arroyo beberá en el camino; por lo cual levantará la cabeza.

 
Salmos 111
 
  1   «Aleluya» Alabaré a Jehová con todo mi corazón en la compañía de los rectos y en la congregación.
  2   Grandes son las obras de Jehová; buscadas de todos los que se deleitan en ellas.
  3   Gloria y hermosura es su obra; y su justicia permanece para siempre.
  4   Hizo memorables sus maravillas; clemente y misericordioso es Jehová.
  5   Él ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.
  6   Él ha mostrado a su pueblo el poder de sus obras, dándoles la heredad de las naciones.
  7   Las obras de sus manos son verdad y juicio; fieles son todos sus mandamientos;
  8   afirmados eternamente y para siempre, hechos en verdad y en rectitud.
  9   Redención ha enviado a su pueblo; para siempre ha ordenado su pacto: Santo y temible es su nombre.
  10   El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento tienen todos los que ponen por obra sus mandamientos: Su loor permanece para siempre.

 
Salmos 112
 
  1   «Aleluya» Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
  2   Su simiente será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita.
  3   Bienes y riquezas hay en su casa; y su justicia permanece para siempre.
  4   En las tinieblas resplandece luz a los rectos: Él es clemente, misericordioso y justo.
  5   El hombre de bien tiene misericordia y presta; conduce sus asuntos con juicio.
  6   Por lo cual no resbalará para siempre; en memoria eterna será el justo.
  7   No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová.
  8   Afianzado está su corazón, no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo.
  9   Esparció, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre; su cuerno será ensalzado en gloria.
  10   Lo verá el impío, y se irritará; crujirá los dientes, y se consumirá; el deseo de los impíos perecerá.

 
Salmos 113
 
  1   «Aleluya» Alabad al Señor; oh siervos de Jehová, alabad el nombre de Jehová.
  2   Sea el nombre de Jehová bendito, desde ahora y para siempre.
  3   Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová.
  4   Excelso sobre todas las naciones es Jehová; sobre los cielos su gloria.
  5   ¿Quién como Jehová nuestro Dios, que mora en las alturas,
  6   que se humilla a mirar lo que hay en el cielo y en la tierra?
  7   Él levanta del polvo al pobre, y al menesteroso, alza del muladar,
  8   para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.
  9   Él hace habitar en familia a la estéril, y que se goce en ser madre de hijos. Aleluya.

 
Salmos 114
 
  1   Cuando Israel salió de Egipto, la casa de Jacob del pueblo de lengua extraña,
  2   Judá fue su santuario, e Israel su señorío.
  3   El mar lo vio, y huyó; el Jordán se volvió atrás.
  4   Los montes saltaron como carneros; los collados como corderitos.
  5   ¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste atrás?
  6   Oh montes, ¿por qué saltasteis como carneros, y vosotros, collados, como corderitos?
  7   A la presencia del Señor tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob;
  8   El cual cambió la peña en estanque de aguas, y en fuente de aguas la roca.

 
Salmos 115
 
  1   No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria; por tu misericordia, por tu verdad.
  2   ¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios?
  3   Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.
  4   Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres.
  5   Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven;
  6   orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen;
  7   manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; ni hablan con su garganta;
  8   como ellos son los que los hacen, y cualquiera que en ellos confía.
  9   Oh Israel, confía en Jehová: Él es su ayuda y su escudo.
  10   Casa de Aarón, confiad en Jehová. Él es su ayuda y su escudo.
  11   Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová: Él es su ayuda y su escudo.
  12   Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá. Bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón.
  13   Bendecirá a los que temen a Jehová; a chicos y a grandes.
  14   Jehová os prospere más y más, a vosotros y a vuestros hijos.
  15   Bendecidos sois de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.
  16   El cielo, aun los cielos son de Jehová; mas ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
  17   No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio;
  18   mas nosotros bendeciremos a JAH, desde ahora y para siempre. Aleluya.

 
Salmos 116
 
  1   Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas.
  2   Porque ha inclinado a mí su oído, por tanto, le invocaré mientras yo viva.
  3   Me rodearon los dolores de la muerte, me encontraron las angustias del infierno; angustia y dolor había yo hallado.
  4   Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Te ruego, oh Jehová, libra mi alma.
  5   Clemente es Jehová y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios.
  6   Jehová guarda al sencillo; estaba yo postrado, y me salvó.
  7   Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; porque Jehová te ha hecho bien.
  8   Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar.
  9   Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes.
  10   Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera.
  11   Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.
  12   ¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?
  13   Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová.
  14   Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo.
  15   Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.
  16   Oh Jehová, en verdad yo soy tu siervo, yo tu siervo, hijo de tu sierva: Tú desataste mis ataduras.
  17   Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.
  18   A Jehová pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo;
  19   en los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.

 
Salmos 117
 
  1   Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle.
  2   Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia; y la verdad de Jehová es para siempre. ¡Aleluya!

 
Salmos 118
 
  1   Alabad a Jehová, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
  2   Diga ahora Israel, que para siempre es su misericordia.
  3   Diga ahora la casa de Aarón, que para siempre es su misericordia.
  4   Digan ahora los que temen a Jehová, que para siempre es su misericordia.
  5   Desde la angustia invoqué a JAH; y JAH me respondió, poniéndome en lugar espacioso.
  6   Jehová está de mi lado, no temeré; ¿qué me puede hacer el hombre?
  7   Jehová está por mí entre los que me ayudan; por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.
  8   Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
  9   Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.
  10   Todas las naciones me rodearon; pero en el nombre de Jehová yo las destruiré.
  11   Me rodearon y me asediaron; pero en el nombre de Jehová, yo las destruiré.
  12   Me rodearon como abejas; se extinguieron como fuego de espinos; en el nombre de Jehová yo las destruiré.
  13   Me empujaste con violencia para que cayese; pero Jehová me ayudó.
  14   Mi fortaleza y mi canción es Jehová; y Él ha sido mi salvación.
  15   Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra de Jehová hace proezas.
  16   La diestra de Jehová es sublime: La diestra de Jehová hace proezas.
  17   No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH.
  18   Me castigó gravemente JAH; mas no me entregó a la muerte.
  19   Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas, alabaré a JAH.
  20   Ésta es la puerta de Jehová, por ella entrarán los justos.
  21   Te alabaré porque me has oído, y has sido mi salvación.
  22   La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.
  23   De parte de Jehová es esto; es maravilloso a nuestros ojos.
  24   Éste es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.
  25   Oh Jehová, salva ahora, te ruego; oh Jehová, te ruego que hagas prosperar ahora.
  26   Bendito el que viene en el nombre de Jehová; desde la casa de Jehová os bendecimos.
  27   Dios es Jehová que nos ha resplandecido: Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.
  28   Mi Dios eres tú, y te alabaré: Dios mío, te exaltaré.
  29   Alabad a Jehová porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

 
Salmos 119
 
  1   ALEF. Bienaventurados los perfectos de camino; los que andan en la ley de Jehová.
  2   Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan:
  3   Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
  4   Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
  5   ¡Oh que fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
  6   Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.
  7   Te alabaré con rectitud de corazón, cuando aprendiere los juicios de tu justicia.
  8   Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.
  9   BET. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
  10   Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes divagar de tus mandamientos.
  11   En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
  12   Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos.
  13   Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
  14   Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra.
  15   En tus mandamientos meditaré, consideraré tus caminos.
  16   Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.
  17   GIMEL. Haz bien a tu siervo; para que viva y guarde tu palabra.
  18   Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
  19   Advenedizo soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.
  20   Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo.
  21   Destruiste a los soberbios malditos, que se desvían de tus mandamientos.
  22   Aparta de mí oprobio y menosprecio; porque tus testimonios he guardado.
  23   Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; mas tu siervo meditaba en tus estatutos.
  24   Pues tus testimonios son mi delicia, y mis consejeros.
  25   DALET. Mi alma está pegada al polvo; vivifícame según tu palabra.
  26   Mis caminos te conté, y me has respondido: Enséñame tus estatutos.
  27   Hazme entender el camino de tus mandamientos, y hablaré de tus maravillas.
  28   Se deshace mi alma de ansiedad; fortaléceme según tu palabra.
  29   Aparta de mí el camino de mentira; y concédeme con gracia tu ley.
  30   Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.
  31   Me he apegado a tus testimonios; oh Jehová, no me avergüences.
  32   Por el camino de tus mandamientos correré, cuando tú ensanches mi corazón.
  33   HE. Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin.
  34   Dame entendimiento, y guardaré tu ley; y la observaré de todo corazón.
  35   Guíame por la senda de tus mandamientos; porque en ella tengo mi voluntad.
  36   Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.
  37   Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en tu camino.
  38   Confirma tu palabra a tu siervo, que te teme.
  39   Quita de mí el oprobio que he temido; porque buenos son tus juicios.
  40   He aquí yo he anhelado tus mandamientos; vivifícame en tu justicia.
  41   VAV. Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; tu salvación, conforme a tu palabra.
  42   Y daré por respuesta al que me injuria, que en tu palabra he confiado.
  43   Y no quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad; porque en tus juicios he esperado.
  44   Y guardaré tu ley continuamente, eternamente y para siempre.
  45   Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos.
  46   Y hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré.
  47   Y me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado.
  48   Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé; y meditaré en tus estatutos.
  49   ZAYIN. Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar.
  50   Ésta es mi consuelo en mi aflicción; pues tu palabra me ha vivificado.
  51   Los soberbios se burlaron mucho de mí; mas no me he apartado de tu ley.
  52   Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, y me consolé.
  53   Horror se apoderó de mí, a causa de los impíos que dejan tu ley.
  54   Cánticos han sido para mí tus estatutos en la casa de mis peregrinaciones.
  55   Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley.
  56   Esto tuve, porque guardé tus mandamientos.
  57   JET. Tú eres mi porción, oh Jehová, he dicho que guardaré tus palabras.
  58   Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.
  59   Consideré mis caminos, y torné mis pies a tus testimonios.
  60   Me apresuré, y no me tardé en guardar tus mandamientos.
  61   Compañía de impíos me han robado; mas no me he olvidado de tu ley.
  62   A media noche me levantaba a alabarte por tus justos juicios.
  63   Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos.
  64   De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra; enséñame tus estatutos.
  65   TET. Bien has hecho con tu siervo, oh Jehová, conforme a tu palabra.
  66   Enséñame buen sentido y sabiduría; porque tus mandamientos he creído.
  67   Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra.
  68   Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos.
  69   Contra mí forjaron mentira los soberbios; mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
  70   Se engrosó el corazón de ellos como sebo; mas yo en tu ley me he deleitado.
  71   Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.
  72   Mejor me es la ley de tu boca, que millares de oro y plata.
  73   YOD. Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender, y aprenderé tus mandamientos.
  74   Los que te temen me verán, y se alegrarán; porque en tu palabra he esperado.
  75   Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste.
  76   Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo.
  77   Vengan a mí tus misericordias, y viva; porque tu ley es mi delicia.
  78   Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado; mas yo, meditaré en tus mandamientos.
  79   Tórnense a mí los que te temen y conocen tus testimonios.
  80   Sea mi corazón íntegro en tus estatutos; para que no sea yo avergonzado.
  81   KAF. Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra.
  82   Desfallecieron mis ojos por tu palabra, diciendo: ¿Cuándo me consolarás?
  83   Porque estoy como el odre al humo; pero no he olvidado tus estatutos.
  84   ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
  85   Los soberbios han cavado hoyos para mí; mas no obran según tu ley.
  86   Todos tus mandamientos son verdad; sin causa me persiguen; ayúdame.
  87   Casi me han echado por tierra; mas yo no he dejado tus mandamientos.
  88   Vivifícame conforme a tu misericordia; y guardaré los testimonios de tu boca.
  89   LAMED. Para siempre, oh Jehová, está establecida tu palabra en el cielo.
  90   Por generación y generación es tu fidelidad; tú afirmaste la tierra, y permanece.
  91   Por tus ordenanzas permanecen todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven.
  92   Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido.
  93   Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos; porque con ellos me has vivificado.
  94   Tuyo soy yo, guárdame; porque he buscado tus mandamientos.
  95   Los impíos me han aguardado para destruirme; mas yo consideraré tus testimonios.
  96   A toda perfección he visto fin; extenso sobremanera es tu mandamiento.
  97   MEM. ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
  98   Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque siempre están conmigo.
  99   Más que todos mis enseñadores he entendido; porque tus testimonios son mi meditación.
  100   Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos.
  101   De todo mal camino contuve mis pies, para guardar tu palabra.
  102TD>   No me aparté de tus juicios; porque tú me enseñaste.
  103   ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.
  104   De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.
  105   NUN. Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
  106   Juré y ratifiqué que he de guardar tus justos juicios.
  107   Afligido estoy en gran manera: vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
  108   Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables las ofrendas voluntarias de mi boca; y enséñame tus juicios.
  109   De continuo está mi alma en mi mano; mas no me he olvidado de tu ley.
  110   Me tendieron lazo los impíos; pero yo no me desvié de tus mandamientos.
  111   Por heredad he tomado tus testimonios para siempre; porque son el gozo de mi corazón.
  112   Mi corazón incliné a poner por obra tus estatutos de continuo, hasta el fin.
  113   SAMEC. Los pensamientos vanos aborrezco; mas amo tu ley.
  114   Mi escondedero y mi escudo eres tú; en tu palabra he esperado.
  115   Apartaos de mí, malignos; pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
  116   Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; y no dejes que me avergüence de mi esperanza.
  117   Sostenme, y seré salvo; y me deleitaré siempre en tus estatutos.
  118   Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos; porque mentira es su engaño.
  119   Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; por tanto yo he amado tus testimonios.
  120   Mi carne se ha estremecido por temor de ti; y de tus juicios tengo miedo.
  121   AIN. Juicio y justicia he hecho; no me abandones a mis opresores.
  122   Responde por tu siervo para bien; no permitas que me opriman los soberbios.
  123   Mis ojos desfallecieron por tu salvación, y por el dicho de tu justicia.
  124   Haz con tu siervo según tu misericordia, y enséñame tus estatutos.
  125   Tu siervo soy yo, dame entendimiento; para que sepa tus testimonios.
  126   Tiempo es de actuar, oh Jehová; porque han invalidado tu ley.
  127   Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro.
  128   Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas, y aborrezco todo camino de mentira.
  129   PE. Maravillosos son tus testimonios; por tanto, los ha guardado mi alma.
  130   El principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
  131   Mi boca abrí y suspiré; porque deseaba tus mandamientos.
  132   Mírame, y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre.
  133   Ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
  134   Líbrame de la violencia de los hombres; y guardaré tus mandamientos.
  135   Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo; y enséñame tus estatutos.
  136   Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.
  137   TZADI. Justo eres tú, oh Jehová, y rectos tus juicios.
  138   Tus testimonios, que has encomendado, son rectos y muy fieles.
  139   Mi celo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
  140   Sumamente pura es tu palabra; y la ama tu siervo.
  141   Pequeño soy yo y desechado; mas no me he olvidado de tus mandamientos.
  142   Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad.
  143   Aflicción y angustia me hallaron; mas tus mandamientos fueron mi delicia.
  144   Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento, y viviré.
  145   COF. Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová, y guardaré tus estatutos.
  146   A ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios.
  147   Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra.
  148   Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra.
  149   Oye mi voz conforme a tu misericordia; oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio.
  150   Se me han acercado los que siguen la maldad; Lejos están de tu ley.
  151   Cercano estás tú, oh Jehová; y todos tus mandamientos son verdad.
  152   Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido.
  153   RESH. Mira mi aflicción, y líbrame; porque de tu ley no me he olvidado.
  154   Aboga mi causa, y líbrame; vivifícame con tu palabra.
  155   Lejos está de los impíos la salvación; porque no buscan tus estatutos.
  156   Muchas son tus misericordias, oh Jehová; vivifícame conforme a tus juicios.
  157   Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado.
  158   Veía a los prevaricadores, y me disgustaba; porque no guardaban tus palabras.
  159   Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; vivifícame conforme a tu misericordia.
  160   El principio de tu palabra es verdad; y eterno es todo juicio de tu justicia.
  161   SIN. Príncipes me han perseguido sin causa; mas mi corazón está asombrado de tu palabra.
  162   Me gozo yo en tu palabra, como el que halla muchos despojos.
  163   La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo.
  164   Siete veces al día te alabo sobre los juicios de tu justicia.
  165   Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo.
  166   Tu salvación he esperado, oh Jehová; y tus mandamientos he puesto por obra.
  167   Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera.
  168   He guardado tus mandamientos y tus testimonios; porque todos mis caminos están delante de ti.
  169   TAU. Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; dame entendimiento conforme a tu palabra.
  170   Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu palabra.
  171   Mis labios rebosarán alabanza, cuando me hayas enseñado tus estatutos.
  172   Hablará mi lengua tus palabras; porque todos tus mandamientos son justicia.
  173   Que tu mano me ayude; Porque tus mandamientos he escogido.
  174   He deseado tu salvación, oh Jehová; y tu ley es mi delicia.
  175   Que viva mi alma y te alabe; y tus juicios me ayuden.
  176   Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo; porque no me he olvidado de tus mandamientos.

 
Salmos 120
 
  1   «Cántico gradual» Clamé a Jehová en mi angustia, y Él me respondió.
  2   Libra mi alma, oh Jehová, de labio mentiroso, de la lengua engañosa.
  3   ¿Qué se te dará, o qué te aprovechará, oh lengua engañosa?
  4   Afiladas saetas de valiente, con brasas de enebro.
  5   ¡Ay de mí, que peregrino en Mesec, y habito entre las tiendas de Cedar!
  6   Mucho tiempo ha morado mi alma con los que aborrecen la paz.
  7   Yo soy pacífico: Mas cuando hablo, ellos están por la guerra.

 
Salmos 121
 
  1   «Cántico gradual» Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro.
  2   Mi socorro viene de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.
  3   No dará tu pie al resbaladero; ni se dormirá el que te guarda.
  4   He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.
  5   Jehová es tu guardador: Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
  6   El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche.
  7   Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma.
  8   Jehová guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre.

 
Salmos 122
 
  1   «Cántico gradual: de David» Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.
  2   Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalén;
  3   Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí.
  4   Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová.
  5   Porque allá están los tronos del juicio, los tronos de la casa de David.
  6   Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman.
  7   Haya paz dentro de tus muros, y prosperidad en tus palacios.
  8   Por amor de mis hermanos y mis compañeros diré ahora: Haya paz en ti.
  9   Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios, procuraré tu bien.

 
Salmos 123
 
  1   «Cántico gradual» A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en los cielos.
  2   He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora; así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios; hasta que tenga misericordia de nosotros.
  3   Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros; porque estamos muy hastiados de menosprecio.
  4   Muy hastiada está nuestra alma del escarnio de los que están en holgura, y del menosprecio de los soberbios.

 
Salmos 124
 
  1   «Cántico gradual: de David» A no haber estado Jehová por nosotros, diga ahora Israel;
  2   a no haber estado Jehová por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
  3   vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros.
  4   Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente:
  5   Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas soberbias.
  6   Bendito Jehová, que no nos dio por presa a los dientes de ellos.
  7   Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
  8   Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.

 
Salmos 125
 
  1   «Cántico gradual» Los que confían en Jehová son como el monte de Sión que no se mueve; sino que permanece para siempre.
  2   Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.
  3   Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos; para que no extiendan los justos sus manos a la iniquidad.
  4   Haz bien, oh Jehová, a los buenos, y a los que son rectos en sus corazones.
  5   Mas a los que se apartan tras sus perversidades, Jehová los llevará con los que obran iniquidad: Paz sea sobre Israel.

 
Salmos 126
 
  1   «Cántico gradual» Cuando Jehová hizo volver la cautividad de Sión, éramos como los que sueñan.
  2   Entonces nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces decían entre las gentes: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.
  3   Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres.
  4   Haz volver nuestra cautividad oh Jehová, como los arroyos del sur.
  5   Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
  6   Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

 
Salmos 127
 
  1   «Cántico gradual: para Salomón» Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda.
  2   Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.
  3   He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
  4   Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.
  5   Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.


 
Salmos 128
 
  1   «Cántico gradual» Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.
  2   Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.
  3   Tu esposa será como parra que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivos alrededor de tu mesa.
  4   He aquí que así será bendito el hombre que teme a Jehová.
  5   Jehová te bendiga desde Sión, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida;
  6   y veas los hijos de tus hijos, y la paz sobre Israel.
 
Salmos 129
 
  1   «Cántico gradual» Mucho me han angustiado desde mi juventud, puede decir ahora Israel;
  2   mucho me han angustiado desde mi juventud; mas no prevalecieron contra mí.
  3   Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos.
  4   Jehová es justo; cortó las coyundas de los impíos.
  5   Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sión.
  6   Serán como la hierba de los tejados, que se seca antes que crezca;
  7   de la cual no llenó el segador su mano, ni sus brazos el que hace gavillas.
  8   Ni dijeron los que pasaban: Bendición de Jehová sea sobre vosotros; os bendecimos en el nombre de Jehová.

 
Salmos 130
 
  1   «Cántico gradual» De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
  2   Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
  3   Jehová, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, quedaría en pie?
  4   Pero en ti hay perdón, para que seas temido.
  5   Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado.
  6   Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana; más que los vigilantes a la mañana.
  7   Espere Israel a Jehová; porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con Él.
  8   Y Él redimirá a Israel de todos sus pecados.

 
Salmos 131
 
  1   «Cántico gradual: de David» Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí.
  2   En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.
  3   Espera, oh Israel, en Jehová desde ahora y para siempre.

 
Salmos 132
 
  1   «Cántico gradual» Acuérdate, oh Jehová, de David, y de toda su aflicción;
  2   que juró él a Jehová, prometió al Fuerte de Jacob:
  3   No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado;
  4   no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento,
  5   hasta que halle un lugar para Jehová, una morada para el Fuerte de Jacob.
  6   He aquí, en Efrata oímos de ella; la hallamos en los campos del bosque.
  7   Entraremos en sus tabernáculos; adoraremos ante el estrado de sus pies.
  8   Levántate, oh Jehová, entra al lugar de tu reposo; tú y el arca de tu fortaleza.
  9   Tus sacerdotes se vistan de justicia, y tus santos se regocijen.
  10   Por amor de David tu siervo no vuelvas de tu ungido el rostro.
  11   En verdad juró Jehová a David, no se retractará de ello: Del fruto de tus lomos pondré sobre tu trono.
  12   Si tus hijos guardaren mi pacto, y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.
  13   Porque Jehová ha elegido a Sión; la deseó por habitación para sí.
  14   Éste es mi lugar de reposo para siempre: Aquí habitaré, porque la he deseado.
  15   Bendeciré en gran manera su provisión; a sus pobres saciaré de pan.
  16   Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes, y sus santos darán voces de júbilo.
  17   Allí haré reverdecer el cuerno de David; he preparado lámpara a mi ungido.
  18   A sus enemigos vestiré de confusión; mas sobre él florecerá su corona.

 
Salmos 133
 
  1   «Cántico gradual: de David» ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
  2   Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y que baja hasta el borde de sus vestiduras;
  3   como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.

 
Salmos 134
 
  1   «Cántico gradual» Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la casa de Jehová estáis por las noches.
  2   Alzad vuestras manos en el santuario, y bendecid a Jehová.
  3   Jehová, que hizo el cielo y la tierra, te bendiga desde Sión.

 
Salmos 135
 
  1   «Aleluya» Alabad el nombre de Jehová; alabadle, siervos de Jehová;
  2   los que estáis en la casa de Jehová, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
  3   Alabad a Jehová, porque Jehová es bueno; cantad salmos a su nombre, porque es agradable.
  4   Porque Jehová ha escogido a Jacob para sí, a Israel como su especial tesoro.
  5   Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
  6   Todo lo que Jehová quiso, ha hecho, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
  7   Él hace subir las nubes de los extremos de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia; saca los vientos de sus depósitos.
  8   Él es el que hirió los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta la bestia.
  9   Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, sobre Faraón, y sobre todos sus siervos.
  10   El que hirió muchas gentes, y mató reyes poderosos;
  11   a Sehón rey de los amorreos, y a Og rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán.
  12   Y dio la tierra de ellos en heredad, en heredad a Israel su pueblo.
  13   Oh Jehová, eterno es tu nombre; tu memoria, oh Jehová, por todas las generaciones.
  14   Porque Jehová juzgará a su pueblo, y se arrepentirá en cuanto a sus siervos.
  15   Los ídolos de las gentes son plata y oro, obra de manos de hombres;
  16   tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven;
  17   tienen orejas, mas no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas.
  18   Como ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían.
  19   Casa de Israel, bendecid a Jehová; casa de Aarón, bendecid a Jehová.
  20   Casa de Leví, bendecid a Jehová: los que teméis a Jehová, bendecid a Jehová:
  21   Bendito sea Jehová desde Sión, que mora en Jerusalén. Aleluya.

 
Salmos 136
 
  1   Alabad a Jehová, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
  2   Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia.
  3   Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia.
  4   Al único que hace grandes maravillas, porque para siempre es su misericordia.
  5   Al que hizo los cielos con sabiduría, porque para siempre es su misericordia.
  6   Al que extendió la tierra sobre las aguas, porque para siempre es su misericordia;
  7   al que hizo las grandes luminarias, porque para siempre es su misericordia;
  8   el sol para que señorease en el día, porque para siempre es su misericordia;
  9   la luna y las estrellas para que señoreasen en la noche, porque para siempre es su misericordia.
  10   Al que hirió a Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia.
  11   Al que sacó a Israel de en medio de ellos, porque para siempre es su misericordia;
  12   con mano fuerte, y brazo extendido, porque para siempre es su misericordia.
  13   Al que dividió el Mar Rojo en partes, porque para siempre es su misericordia;
  14   e hizo pasar a Israel por medio de él, porque para siempre es su misericordia;
  15   y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo, porque para siempre es su misericordia.
  16   Al que pastoreó a su pueblo por el desierto, porque para siempre es su misericordia.
  17   Al que hirió grandes reyes, porque para siempre es su misericordia;
  18   y mató a reyes poderosos, porque para siempre es su misericordia;
  19   a Sehón rey amorreo, porque para siempre es su misericordia,
  20   y a Og rey de Basán, porque para siempre es su misericordia;
  21   y dio la tierra de ellos en heredad, porque para siempre es su misericordia;
  22   en heredad a Israel su siervo, porque para siempre es su misericordia.
  23   Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, porque para siempre es su misericordia;
  24   y nos rescató de nuestros enemigos, porque para siempre es su misericordia.
  25   Él da mantenimiento a toda carne, porque para siempre es su misericordia.
  26   Alabad al Dios de los cielos; porque para siempre es su misericordia.

 
Salmos 137
 
  1   Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sión.
  2   Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas.
  3   Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos alguno de los cánticos de Sión.
  4   ¿Cómo cantaremos canción de Jehová en tierra de extraños?
  5   Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra olvide su destreza,
  6   mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.
  7   Acuérdate, oh Jehová, contra los hijos de Edom en el día de Jerusalén; los cuales decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos.
  8   Hija de Babilonia, serás destruida, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste.
  9   Bienaventurado el que tomare y estrellare tus niños contra las piedras.

 
Salmos 138
 
  1   « Salmo de David» Te alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos.
  2   Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad; porque has magnificado tu palabra por sobre todo tu nombre.
  3   En el día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con fortaleza en mi alma.
  4   Te alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, cuando escuchen los dichos de tu boca.
  5   Y cantarán de los caminos de Jehová; Porque la gloria de Jehová es grande.
  6   Aunque Jehová es excelso, atiende al humilde; mas al altivo mira de lejos.
  7   Aunque yo anduviere en medio de la angustia, tú me vivificarás: Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra.
  8   Jehová cumplirá su propósito en mí. Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos.

 
Salmos 139
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
  2   Tú conoces mi sentarme y mi levantarme, desde lejos entiendes mis pensamientos.
  3   Mi andar y mi acostarme has rodeado, y todos mis caminos te son conocidos.
  4   Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
  5   Detrás y delante me has rodeado, y sobre mí pusiste tu mano.
  6   Tal conocimiento es muy maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.
  7   ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿O a dónde huiré de tu presencia?
  8   Si subiere al cielo, allí estás tú; y si en el infierno hiciere mi lecho, he aquí allíestás.
  9   Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar,
  10   aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
  11   Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
  12   Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día: lo mismo te son las tinieblas que la luz.
  13   Porque tú formaste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
  14   Te alabaré, porque formidable y maravillosamente me formaste; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.
  15   No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en secreto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.
  16   Mi embrión vieron tus ojos, siendo aún imperfecto; y en tu libro estaban escritos todos mis miembros, que fueron luego formados, cuando aún no existía ni uno de ellos.
  17   ¡Qué preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
  18   Si los contara, serían más numerosos que la arena; al despertar aún estoy contigo.
  19   De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
  20   Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre.
  21   ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?
  22   Los aborrezco con perfecto odio; los tengo por enemigos.
  23   Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos:
  24   Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

 
Salmos 140
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Líbrame, oh Jehová, del hombre malo; guárdame de hombres violentos;
  2   los cuales maquinan males en su corazón, cada día urden contiendas.
  3   Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. ( Selah )
  4   Guárdame, oh Jehová, de manos del impío, presérvame de los hombres violentos; que han pensado trastornar mis pasos.
  5   Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red junto a la senda; me han puesto lazos. ( Selah )
  6   He dicho a Jehová: Dios mío eres tú; escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.
  7   Jehová Señor, la fortaleza de mi salvación, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla.
  8   No des, oh Jehová, al impío sus deseos; no saques adelante su pensamiento, no sea que se ensoberbezca. ( Selah )
  9   En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.
  10   Caigan sobre ellos carbones encendidos; sean arrojados en el fuego, en abismos profundos de donde no puedan salir.
  11   El hombre deslenguado no será firme en la tierra; el mal cazará al hombre injusto para derribarle.
  12   Yo sé que Jehová amparará la causa del afligido, y el derecho de los menesterosos.
  13   Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.

 
Salmos 141
 
  1   «Salmo de David» Jehová, a ti clamo; apresúrate a mí; escucha mi voz, cuando a ti clamo.
  2   Suba mi oración delante de ti como el incienso, y el levantar mis manos como la ofrenda de la tarde.
  3   Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.
  4   No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que obran iniquidad, y no coma yo de sus manjares.
  5   Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza. Pero mi oración tendrán, aun en sus calamidades.
  6   Sus jueces serán derribados en lugares peñascosos, y oirán mis palabras, que son dulces.
  7   Como quien hiende y rompe la tierra, son esparcidos nuestros huesos a la boca de la sepultura.
  8   Por tanto a ti, oh Jehová Señor, miran mis ojos: En ti he confiado, no desampares mi alma.
  9   Guárdame de los lazos que me han tendido, y de las trampas de los obradores de iniquidad.
  10   Caigan los impíos a una en sus redes, mientras yo paso adelante.

 
Salmos 142
 
  1   «Masquil de David: Oración que hizo cuando estaba en la cueva» Con mi voz clamé a Jehová, con mi voz supliqué misericordia a Jehová.
  2   Delante de Él derramé mi queja; delante de Él manifesté mi angustia.
  3   Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
  4   Miré a mi mano derecha, y observé; mas no había quien me conociese; no tuve refugio, nadie se preocupó por mi alma.
  5   Clamé a ti, oh Jehová, dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes.
  6   Escucha mi clamor, porque estoy muy abatido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
  7   Saca mi alma de la cárcel para que alabe tu nombre: Me rodearán los justos, porque tú me serás propicio.

 
Salmos 143
 
  1   «Salmo de David» Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
  2   Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún viviente.
  3   Porque el enemigo ha perseguido mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
  4   Y mi espíritu se angustió dentro de mí; mi corazón está desolado.
  5   Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, reflexionaba en las obras de tus manos.
  6   Extendí mis manos a ti; mi alma tiene sed de ti como la tierra sedienta. ( Selah )
  7   Respóndeme pronto, oh Jehová porque mi espíritu desfallece; no escondas de mí tu rostro, no venga yo a ser semejante a los que descienden a la fosa.
  8   Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por el que debo andar, porque a ti elevo mi alma.
  9   Líbrame de mis enemigos, oh Jehová: En ti me refugio.
  10   Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Bueno es tu Espíritu; guíame a tierra de rectitud.
  11   Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.
  12   Y por tu misericordia disipa a mis enemigos, y destruye a todos los adversarios de mi alma; porque yo soy tu siervo.

 
Salmos 144
 
  1   « Salmo de David» Bendito sea Jehová, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, y mis dedos para la batalla.
  2   Misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi Libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que somete a mi pueblo delante de mí.
  3   Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses? ¿O el hijo del hombre, para que lo estimes?
  4   El hombre es semejante a la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa.
  5   Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende: Toca los montes, y humeen.
  6   Despide relámpagos, y dispérsalos, envía tus saetas, y túrbalos.
  7   Extiende tu mano desde lo alto; Rescátame, y líbrame de las muchas aguas, de la mano de los hijos de extraños;
  8   cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de mentira.
  9   Oh Dios, a ti cantaré canción nueva: con salterio, con decacordio cantaré a ti.
  10   Tú, el que da salvación a los reyes, el que libra a David su siervo de maligna espada.
  11   Rescátame, y líbrame de mano de los hijos extraños, cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de mentira.
  12   Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; Nuestras hijas como las esquinas labradas a manera de las de un palacio;
  13   Nuestros graneros llenos, provistos de toda clase de grano; nuestros ganados, se multipliquen de millares y decenas de millares en nuestros campos:
  14   Que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; que no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas.
  15   Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

 
Salmos 145
 
  1   « Salmo de alabanza: de David» Te exaltaré, mi Dios, mi Rey; y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
  2   Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
  3   Grande es Jehová y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable.
  4   Generación a generación celebrará tus obras, y anunciará tus proezas.
  5   Hablaré de la gloriosa magnificencia de tu majestad, y de tus maravillosos hechos.
  6   De tus portentos y temibles hechos hablarán los hombres; Y yo contaré tu grandeza.
  7   Proclamarán la memoria de tu gran bondad, y cantarán de tu justicia.
  8   Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia.
  9   Bueno es Jehová para con todos; y sus misericordias sobre todas sus obras.
  10   Te alabarán, oh Jehová, todas tus obras; y tus santos te bendecirán.
  11   Contarán de la gloria de tu reino, y hablarán de tu poder;
  12   para dar a conocer sus proezas a los hijos de los hombres, y la gloriosa majestad de su reino.
  13   Tu reino es reino eterno, y tu señorío permanece por todas las generaciones.
  14   Jehová sostiene a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos.
  15   Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo.
  16   Abres tu mano, y colmas de bendición a todo viviente.
  17   Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras.
  18   Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras.
  19   Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.
  20   Jehová guarda a todos los que le aman; pero destruirá a todos los impíos.
  21   La alabanza de Jehová hablará mi boca; y toda carne bendiga su santo nombre eternamente y para siempre.

 
Salmos 146
 
  1   ¡Aleluya! Oh alma mía, alaba a Jehová.
  2   Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva.
  3   No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
  4   Sale su espíritu, se vuelve a la tierra; en el mismo día perecen sus pensamientos.
  5   Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios:
  6   El cual hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre;
  7   que hace justicia a los agraviados; que da pan a los hambrientos: Jehová liberta a los prisioneros;
  8   Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos.
  9   Jehová guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sustenta; y el camino de los impíos trastorna.
  10   Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sión, por generación y generación. Aleluya.

 
Salmos 147
 
  1   Alabad a Jehová, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave y hermosa es la alabanza.
  2   Jehová edifica a Jerusalén; a los desterrados de Israel recogerá.
  3   Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.
  4   Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.
  5   Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.
  6   Jehová exalta a los humildes; y humilla a los impíos hasta el polvo.
  7   Cantad a Jehová con alabanza, cantad con arpa a nuestro Dios.
  8   Él es el que cubre los cielos de nubes, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba.
  9   Él da a la bestia su mantenimiento, y a los hijos de los cuervos que claman.
  10   No toma contentamiento en la fortaleza del caballo, ni se complace en las piernas fuertes del hombre.
  11   Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia.
  12   Alaba a Jehová, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión.
  13   Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; bendijo a tus hijos dentro de ti.
  14   Él pone en tus términos la paz; te sacia con lo mejor del trigo.
  15   Él envía su palabra a la tierra; velozmente corre su palabra.
  16   Él da la nieve como lana, derrama la escarcha como ceniza.
  17   Él echa su hielo como pedazos; delante de su frío, ¿quién resistirá?
  18   Envía su palabra, y los derrite; Hace soplar su viento, y el agua fluye.
  19   Él manifiesta sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel.
  20   No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a sus juicios, no los conocieron. Aleluya.

 
Salmos 148
 
  1   «Aleluya» Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas.
  2   Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos.
  3   Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.
  4   Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos.
  5   Alaben el nombre de Jehová; porque Él mandó, y fueron creados.
  6   Y los estableció eternamente y para siempre; les puso ley que no será quebrantada.
  7   Alabad a Jehová, desde la tierra, los dragones y todos los abismos;
  8   el fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra;
  9   los montes y todos los collados; el árbol de fruto y todos los cedros;
  10   La bestia y todo animal, reptiles y volátiles;
  11   los reyes de la tierra y todos los pueblos; los príncipes y todos los jueces de la tierra;
  12   los jóvenes y también las doncellas; los ancianos y los niños.
  13   Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es sublime; su gloria es sobre tierra y cielos.
  14   Él ha exaltado el cuerno de su pueblo; alábenle todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo a Él cercano. Aleluya.

 
Salmos 149
 
  1   «Aleluya» Cantad a Jehová cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los santos.
  2   Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sión se gocen en su Rey.
  3   Alaben su nombre con danza; canten a Él, con pandero y arpa.
  4   Porque Jehová toma contentamiento con su pueblo; hermoseará a los humildes con salvación.
  5   Regocíjense los santos con gloria: Canten con júbilo sobre sus camas.
  6   Las alabanzas de Dios estén en sus gargantas, y la espada de dos filos en sus manos;
  7   para cobrar venganza sobre las naciones, y castigo en los pueblos;
  8   para aprisionar a sus reyes en grillos, y a sus nobles con cadenas de hierro;
  9   para ejecutar en ellos el juicio escrito; gloria será esto para todos sus santos. Aleluya.

 
Salmos 150
 
  1   «Aleluya» Alabad a Dios en su santuario: Alabadle en el firmamento de su fortaleza.
  2   Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
  3   Alabadle con sonido de trompeta; alabadle con salterio y arpa.
  4   Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flauta.
  5   Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo.
  6   Todo lo que respira alabe a Jehová. Aleluya.